domingo, 7 de abril de 2013

Derrochar cordura desde las dos Coreas

Como ciudadano del mundo veo con honda preocupación el matiz que va cobrando cada momento la situación en la Península de Corea, porque no se baraja solo el peligro para esa región geográfica, se pone en juego el destino de la humanidad: en cualquier confín pudieran sufrirse estragos en caso de producirse lo peor.
Como alertaran Fidel y otros líderes mundiales el deber de la humanidad, especialmente de las partes en conflicto, es evitar una guerra en Corea por sus desastrosas consecuencias.
De modo evidente, asombroso, vergonzoso, diría yo, otros alimentan el fuego de la beligerancia en esa zona tan densamente poblada pues como se conoce allí conviven casi cinco mil de los siete mil millones de personas que habitan lo que el periodista Walter Martínez en alusión a la Tierra define como “nuestra querida, contaminada y única nave espacial”.

Asimismo desde la Crisis de Octubre de 1962 hace 50 años, también llamada de los misiles, que implicó a Cuba, Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, el mundo no estuvo tan cerca de una conflagración nuclear.

En el año 1950 en la Península coreana se desató una guerra con alto costo en vidas humanas, pero ya desde 1943 el gobierno cubano de turno se había comprometido con los yanquis y convocó a un servicio militar de emergencia en el cual hasta Rey, mi padre, fue reclutado con el riesgo de asistir a un conflicto provocado por intereses ajenos a nuestra cubanía.

Pero, volviendo a la historia, todavía estaban frescas las bombas atómicas arrojadas sobre ciudadanos indefensos de Hiroshima y Nagasaki víctimas de un holocausto sin precedentes y la República Popular Democrática de Corea, estuvo a un paso de correr similar suerte.

Como señalara Fidel en su reflexión del pasado 5 de abril “Si allí estalla una guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente sacrificados, sin beneficio para ninguno de ellos”...
Cesen las maniobras conjuntas y las provocaciones de Estados Unidos y Corea del Sur y concluya también el estado de guerra declarado por Corea del Norte a sus vecinos australes y capitalistas.

Hoy, como nunca, esa zona y el mundo necesitan derrochar cordura.

No hay comentarios :