domingo, 9 de septiembre de 2012

Ciruelas borrachas

Preparando junto a mi esposa el aliñao de Conchi, la segunda de mis hijas (esperamos el primer nieto de Carmen y el tercero de los míos), me vinieron a la mente algunas golosinas que en mi infancia proliferaban en esta zona de Bayamo, una de ellas, las ciruelas borrachas, vedadas entonces para los paladares infantiles a causa de uno de sus componentes.

Dice mi suegra Isabel Aguilera que formaban parte de las granjerías: dulces muy criollos, por lo general basados en la yuca y elementos distintos a la harina de trigo con fuerte arraigo en esta zona, que aún mantienen.

Las ciruelas se hervían brevemente con una pizca de sal, eran largamente refrescadas y luego bañadas por un almíbar suave ligado con aguardiente que les confería sabor especial.

Curiosamente conocí esta exquisitez de manos de Paulita Martínez una habanera de San José de las Lajas aplatanada primero en Manzanillo y después en la ciudad Monumento Nacional.

Según antiguos bayameses las señoras Cacha Pita y Anita Aldana eran artistas en eso.

Las ciruelas borrachas eran puntuales en la Fiesta de Reyes, a inicios de enero, junto a longanizas, empanadillas y suspiros, matahambres, rosca blanda y rosquitas, soldados en el ejército de las granjerías, pero las ciruelas tenían su aparte porque constituían una bebida suave, especial para damas y algunos hombres que no gustaban de consumir el ron puro, eran como un aliñao y algunas veces formaban parte de él.

El aliñao que también vendían Cacha y Anita en ocasiones especiales, es una base de dulces de frutas carnosas como higos, grosellas, cerezas y otras a las que se añade aguardiente, se usa para agasajar a quienes visitan a los niños cuando nacen y según tengo entendido su uso no está extendido fuera de los límites de la zona oriental de Cuba.

Y precisamente para que nuestras hijas no pierdan la tradición donde vivan, estamos elaborando el aliñao de Conchi, ya llevamos una parte del industrial elaborado en Mabay y nos quedamos aquí con el resto, en La Habana y en Bayamo, de manera más o menos simultánea, vamos añadiendo los dulces que enriquecerán la mezcla y ojalá fuera temporada de ciruelas para ponerle unas cuantas y hacer más sabrosona esta bebida.

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