La injusta libertad supervisada impuesta a René González, le impidió compartir los últimos momentos con su hermano Roberto, quien murió el viernes último en la Habana, víctima de cáncer.
Aunque tuvo la oportunidad de viajar a Cuba y reunirse con Roberto y el resto de la familia hace varios meses en visita privada, ahora el luchador antiterrorista no puedo estar junto a ellos y compartir el doloroso trance.
Esta es una pena adicional impuesta no solo a René, sino a sus cuatro compañeros de encarcelamiento.
Sabe Dios cuántas cosas quedaron por decir en el imprescindible y final diálogo entre hermanos, uno preso por combatir la subversión criminal y el otro dedicando sus últimos años a liberarlo, junto a sus cuatro camaradas, de las garras carcelarias.
Este abogado no luchaba por una causa perdida, por eso tan atinado el documental de la norteamericana Estela Bravo y el cubano Julio Acanda, estrenado la víspera en Cubavisión: Roberto, amar y luchar por la vida.
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