jueves, 8 de diciembre de 2011

Alegría en las cataratas

Hace unos tres años una oftalmóloga dictaminó que padezco de cataratas, asociadas a una maculopatía central serosa (inflamación específica de la mácula del ojo) y a pesar del tratamiento exitoso en estos días ellas, puestas de acuerdo me han jugado una mala pasada, pero como la propia dolencia me ha enseñado a tomar la vida con más calma así lo hago.

Cuando la mácula dice a inflamarse, sobre todo en mi caso producto del estrés, veo por el ojo izquierdo como quien mira por el fondo de una botella, o sea sumamente borroso, cuando voy mejorando es como si fuera en un carro, lloviera mucho y pretendiera admirar el paisaje, más tarde la visión se aclara, aunque no del todo, no debía ni decir que del ojo derecho a veces percibo las cosas con un reborde adicional y digo esto porque no le hago mucho caso y como dicen los guajiros y a mí me alienta mucho, “eso no es herida para gallo fino”.

El “borrón” temporal me tuvo alejado unos días de mi blog pero ya estoy de vuelta; no obstante me sucedieron cosas muy interesantes, una de ellas, antes de la crisis de mis ojos en `cascada` es que la segunda de mis hijas se casó en La Habana y que la tercera y benjamina d e la familia, que estudia Estomatología ya atendió a su primera paciente esta semana y realizó su exodoncia inaugural ( sacó su primera muela para hablar en cubano).

He usado la alegría como medicina, junto a la tangible, recetada por excelentes profesionales para ir saliendo de este bache y ahora admiro las fotos de mi hija, su esposo y entrañables amigos pidiéndoles a mis ojos que se ayuden mutuamente.

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