domingo, 23 de octubre de 2011

Respetar al adversario o Dios es amor

Jamás he entendido a personas supuestamente piadosas que se alegran del mal ajeno, en específico de sus adversarios y si son políticos con más ganas.

A los oponentes se respetan, sean de la talla, el credo político o religioso que sean y aun cuando no sean compartidas sus ideas en esas categorías nadie debe jamás burlarse o escarnecerlos.

Veo con alarma como desde hace años muchas personas, y pondré solo estos ejemplos han inventado enfermedades o agravantes en los principales líderes de la Revolución Cubana.

Qué mal les queda.

Con la enfermedad del presidente Hugo Chávez ha sucedido muy parecido: han utilizado las redes sociales, que según sus creadores buscan fomentar lazos de intercambio y amistad en el mundo, para especular y burlarse de un hombre que entrega toda su energía para mejorar la vida de los humildes de su país y de América Latina.

Menos mal que maldición de burro no llega al cielo.

Y ahora, la muerte de Muammar el Gadaffi ha sido fiesta para líderes occidentales y para muchos en esta aldea global que es el mundo, sin apenas saber de qué se habla, se han sumado en una alharaca para reírse, festejar, justificar el asesinato.

Los peor es que casi todos se autodefinen como caritativos, testimoniantes de fe y “esperanzados en el mejoramiento humano”. Gran contradicción.

A mi juicio, Dios es amor y no el ser terrible que lanzará una lluvia de fuego (más parece una agresión bélica), contra los “impíos”: quienes tengan ideas diferentes a quienes se dicen sus seguidores.

Todavía el mundo y sus habitantes deben mejorar mucho.

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