sábado, 29 de octubre de 2011

Testigo de una añeja historia


En la carretera Tunas-Bayamo, justo a la entrada hacia la comunidad de Grito de Yara, una locomotora añeja avisa, desde julio último, de la proximidad del central azucarero de nombre homónimo al del poblado.

La máquina, construida en 1826, funcionaba con vapor de agua, fue empleada para acarrear la caña, “el oro verde” hasta centrales y trapiches y convertirla en azúcar, deviene por tanto reliquia ferroviaria y azucarera.

Estaba ubicada en el patio correspondiente del ingenio Bartolomé Masó, en la precordillera de la Sierra Maestra, y de allí fue trasladada por ferrocarril, a pocos kilómetros de donde hoy descansa y de allí por carretera hasta devenir signo identificativo de Grito de Yara y de las renovaciones tecnológicas y de imagen que allí se operan.

Su estructura, perfectamente conservada, ha sido testigo en más de185 años de luchas, anhelos, aspiraciones y conquistas de los trabajadores de la llamada primera industria cubana.

No hay comentarios :