Esa noche, desde lejos, pude divisarlo asomado al balcón del Ayuntamiento bayamés; solo había oído hablar de él en tono prohibitivo, en un secreto a voces que confirmaba no solo su permanencia en la Sierra, sino el batallar triunfante que sus tropas libraban, difundido por ondas radiales insurgentes que nunca escuché.
Apretaba las manos de mi viejo, pero él no se percataba; se volvía todo oídos hacia ese timbre conceptuado desde entonces como la voz orientadora de la Revolución..
Otro día (cuando se tienen nueve años uno no siempre está atado a fechas, pero sí a sucesos), él entraba a la llamada Comandancia, en antiguos predios del empresario Cajigas.
La multitud pugnaba por franquear el estrecho puente comunicante con la Carretera Central, muchos no lo lograban, pero los muchachos éramos como anguilas y lo vimos “ahí mismito”.
Años más tarde, trepaba yo la cuesta de Los Elevados, cargado con una pesada lata de keroseno…lo distingo en el segundo yipi, eso disipó el cansancio… en otros carros marchaban comandantes y ministros.
Eran tiempos del ciclón Flora... en la casa ocupada actualmente por la familia del insigne pelotero Romárico Soto, descalzo, como en un nuevo Girón, daba órdenes, recibía partes, ya había transitado en anfibios la zona de peligro... los ayudantes no hallaban calzado para su pie. .Tras varios intentos encontraron aquellas botazas y él prosiguió su lucha, tratando de minimizar los estragos de los elementos, en el salvamento de vidas y haciendas. Así gestó la llamada voluntad hidráulica cubana.
Estadio guisero. Constitución de las Milicias de Tropas Territoriales, cuando apareció al contraluz de la tarde, la emoción fue inmensa, pero él mismo la fue diluyendo en el saludo cálido al pueblo y a algunos integrantes de mi bloque.
26 de julio de 1982, marchaba con mi familia a la concentración, en eso lo diviso a lo lejos… Grito su nombre como si pudiera oírme, allí junto a miles de bayameses estuve con él hasta el anochecer en la Plaza de la Patria.
Otro 26, en 2006; por mi privilegiada posición, al acabar el acto estuvimos muy cerca en una de las escalinatas de aquella misma plaza donde comentó el frío de la mañana, sin acaso sospechar su dolencia repentina.
Cinco días después. Mensaje al pueblo cubano. Movilización general. Desde las trincheras o manigua, inmersos en la operación Caguairán seguimos cada parte, cada noticia, enfundados en el verde olivo heredero del que él glorificara.
-¡Güicho, salió una foto del Hombre en el Granma!
Y el diario pasaba de mano en mano, dando ánimo y esperanza…
Hoy llega a sus 85 amaneceres y confirma la verdad incontestable de que él, como todos los hombres de su talla, renace de modo cotidiano.
Como las palabras propias fallan al evocar una figura colosal, tomo prestadas las del poeta de la historia, el Indio Naborí: “Fidel, fidelísimo retoño martiano…”
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