viernes, 12 de agosto de 2011

Fidel

Esa  noche, desde lejos, pude divisarlo asomado al balcón del Ayuntamiento bayamés; solo había oído hablar de él en tono prohibitivo, en un secreto a voces  que confirmaba no solo su permanencia en la Sierra, sino el batallar triunfante  que sus tropas libraban,      difundido  por ondas radiales insurgentes que nunca escuché.
Apretaba las manos de mi viejo, pero él no se percataba;  se volvía todo oídos  hacia ese timbre conceptuado desde entonces como la voz orientadora de la Revolución..
 Otro día  (cuando se tienen nueve años uno no siempre está atado a  fechas, pero sí a sucesos),  él  entraba  a la llamada Comandancia, en  antiguos predios del empresario Cajigas.
La multitud pugnaba por  franquear el estrecho puente comunicante con la Carretera Central, muchos no lo lograban, pero los muchachos  éramos como anguilas y lo vimos “ahí mismito”.
Años más tarde, trepaba yo  la cuesta de Los Elevados, cargado con   una pesada lata de keroseno…lo distingo en el segundo yipi,  eso disipó el cansancio… en otros carros  marchaban   comandantes y ministros.
Eran tiempos del ciclón Flora... en la casa ocupada actualmente por la familia del insigne pelotero Romárico Soto,  descalzo, como en un nuevo Girón, daba órdenes, recibía partes, ya había transitado en  anfibios la zona de peligro... los ayudantes no hallaban calzado para su pie.   .Tras varios intentos  encontraron aquellas  botazas y él prosiguió  su lucha, tratando de minimizar  los estragos de los elementos,  en el salvamento de vidas y haciendas. Así gestó  la llamada voluntad hidráulica cubana.
Estadio guisero. Constitución de las Milicias de Tropas Territoriales, cuando apareció al contraluz de la tarde, la emoción fue inmensa, pero él mismo la fue diluyendo en el saludo   cálido  al pueblo  y a algunos integrantes de mi bloque.
26 de julio de 1982, marchaba con mi familia a la concentración,  en eso lo diviso a lo lejos… Grito su nombre  como si pudiera oírme, allí junto a miles de bayameses estuve con él hasta el anochecer en la Plaza de la Patria.
Otro 26,  en 2006; por mi  privilegiada posición, al acabar el acto estuvimos  muy cerca en una  de  las escalinatas de aquella misma plaza donde comentó el frío de la mañana, sin acaso sospechar su dolencia repentina.
Cinco días después. Mensaje al pueblo cubano. Movilización general.  Desde las trincheras o manigua, inmersos en la operación Caguairán seguimos cada parte, cada noticia, enfundados en el verde olivo heredero del que él glorificara.
-¡Güicho, salió una foto del Hombre en el Granma!
 Y el diario pasaba de mano en mano, dando ánimo y esperanza…
 Hoy llega a sus 85 amaneceres  y confirma la  verdad incontestable  de que él, como todos los  hombres de su talla, renace de modo cotidiano.
Como las palabras propias   fallan al evocar una figura colosal, tomo prestadas las del poeta de la historia,  el Indio Naborí: “Fidel, fidelísimo retoño martiano…”

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