domingo, 24 de julio de 2011

Hombres de corazón



Durante la charla interactiva entre integrantes del vigésimo contingente de la brigada de solidaridad con Cuba Juan Rius Rivera, e intelectuales bayameses hubo un momento climático como pocos: fue presentado el luchador nacionalista Juan Segarra Palmer, quien estuvo encarcelado durante 17 años en prisiones norteamericanas.

Entre el grupo de más de 100 personas la timidez delató al luchador, no obstante a solicitud del auditorio su paso resuelto identificó al hombre de pensamiento y acción.

Luego pronunció encendidas palabras a favor de la lucha de los Cinco Héroes cubanos, y reveló que comenzó su condena en el reclusorio de Mariana, la misma cárcel donde está cautivo actualmente René González, uno de nuestros Cinco muchachos, convertidos en héroes por su hombradía cotidiana.

Segarra ratificó la idea de que los Cinco volverán a su patria por la fuerza de la solidaridad internacional y por su propia convicción de no ceder jamás ante chantajes de tipo alguno.

Muchos, este redactor entre ellos, ven una similitud inmensa entre Segarra y Ramón, Rene, Gerardo, Fernando y Antonio, pero dejemos que el boricua lo diga con sus propias palabras y con otras solicitadas al poeta salvadoreño Roque Dalton.

“El paralelismo más grande lo podemos encontrar en fragmentos de un poema de Dalton, también preso, que no era cubano ni puertorriqueño, pero sí latinoamericano, del mismo corazón de nosotros:

“La cárcel hace todo lo posible por doler/ es la tumba húmeda de los días más solos/ es el odio a cuatro muros de piedra/ donde no hay hiedra donde prender una sonrisa/ es la noche de hierro que nos cae de pronto/ es el pozo sin estrellas donde se olvida hasta el olvido/ donde el silencio suena como un duro tambor desesperante/ pero hasta la cárcel puede llegar a amarse cuando se tiene suficiente corazón”…
También aludió a uno de los agentes más heroicos, abnegados y temerarios de los cuerpos de la seguridad cubana: Alberto Delgado:
“Y a mí no me cabe la menor duda que a esos cinco compañeros les sobra corazón -dijo Segarra- porque son de la teta que nutrió al hombre de Maisinicú, ellos sabían a lo que iban y saben que volverán.

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