domingo, 6 de marzo de 2011

En casa del Herrero siempre hay música y luz


Caridad de Mota despierta a una mañana espléndida de un día que infortunadamente no traerá la lluvia necesaria para aplacar la ardentía de caminos y cafetales, pero a esa hora temprana se oye un martillo lejano sacando música y, seguramente, chispas al acero.

Para llegar donde el herrero es ineludible disfrutar la hospitalidad del serrano… el estomatólogo recién graduado releva a una joven doctora que ya ganó allí reconocimiento y respeto… el ambulanciero, se prepara junto al médico para “bajar” un caso… algunos saludan y se incorporan a la comitiva por la escarpada vía.

Sorprendentemente, el forjador no descuella por la musculosidad de su oficio, para Rudisnel Barroso Hernández, joven espigado nunca es temprano para comenzar… aprendió su oficio mirando hacer y lo domina.

Nunca ha contado con carbón de piedra, ingrediente al parecer imprescindible para trabajar aceros pero lo suple con unos cuantos trocitos de cedro “el que mejor carbón hace” y con ingenio pues un fuelle alimentado por electricidad pone la fragua a punto de caramelo y simplifica el trabajo.

-Pero, a veces, cuando tengo muchos clientes le pido al viejo que me eche una mano.

Antes Caridad de Mota carecía de herrería, ahora las gestiones de Rudisnel, su papá y el administrador de la unidad básica de producción cooperativa local garantizan “los zapatos” para los mulos que intervienen la cosecha cafetalera y también los animales de los campesinos de esa agreste zona.

El precio es módico y la ganancia neta: la materia prima sale de cualquier trozo de cabilla que Rudisnel y sus vecinos acopian por dondequiera cuando bajan a la zona llana.

Cuando la zafra está en su apogeo el trabajo es intenso, cuando no, como ahora, la forja calmada sigue dando forma al calzado de mulos y caballos.

Porque cuando las patas de esos équidos se deterioran mucho “el animal no te come y enflaquece”, según apunta Jerónimo Hernández Vázquez, delegado de la circunscripción del Poder Popular allí.

Y eso, precisamente, evita Rudisnel con sus chispas melódicas

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