jueves, 10 de febrero de 2011

Con el alma rota pero el corazón entero


Cándido Fabre rompió momentáneamente el silencio musical ocasionado por la muerte de su amada Sixta para descargar de manera íntima con los trabajadores del semanario La Demajagua.

Durante cerca de dos horas el destacado compositor e improvisador cubano departió con nosotros acerca de sus vivencias en tierra norteamericana, interacción con la prensa y el público de Miami y el dolor por la pérdida de su madre, la actual realidad cubana e internacional; habló de lo humano y lo divino.

El torrente verbal acerca de experiencias de aquí y de allá, el timbre ronco y peculiar no solo reflejó triunfos y anhelos sino que en remansos del diálogo, casi monólogo, como una suerte de mecenazgo hacia músicos locales no reconocidos, instó a “descubridores” criollos a no dejarse arrebatar la iniciativa por cazadores de talentos foráneos como ocurrió tantas veces en la más reciente historia musical cubana.

Con un profesionalismo ejemplar el autor de ¿Quién ha visto por ahí mi sombrero de yarey?, tras la solicitud espiritual a su madre fallecida, nos regaló una tarde inolvidable en la cual los números más calientes hicieron moverse incluso a quienes como yo tienen los dos pies zurdos por carecer de las dotes del bailador.

Cándido, sacando fuerzas de flaqueza, se montó sobre una tarima imaginaria para desgranar con sus creaciones jirones de cubanía.

1 comentario :

Luis Morales Blanco dijo...

La foto de Luis Carlos Palacios atrapa uno de los instantes en que el famoso cantautor deleitaba a la audiencia