domingo, 9 de enero de 2011

El nuevo placitero

Todavía no sé su nombre, pero ya he reparado en que al nuevo dependiente de mi placita habría que clonarlo; eso sin demeritar la labor de su compañera Adys quien nos vende viandas y hortalizas siempre sazonándolas con el inestimable ingrediente del agrado.

No sé si lo aprendió de ella pero la verdad es que desde que ambos comparten la tarima las colas “caminan” más rápido y la gente se marcha un poco más complacida.

Cuando en muchos lugares comprar por calidades es un verdadero embrollo, si la venta es más espaciosa y espaciada el nuevo placitero es capaz de dar al cliente solo lo mejor y más aún de cortar, digamos, las yucas y dejarlas casi listas para el agua hirviente.

Eso sin poses, sin estridencias y sin recelos…hace poco al solicitar yo un racimo de los mejores fongos, (variedad de plátano) ni corto ni perezoso complació mi pedido, un viejo conocido medio en broma, medio en serio lo incitó “a tratar bien a la prensa”, pero él ripostó: “No sabía que el compañero trabajaba en el ramo, pero no importa: yo trato bien a todos por igual”.

Cierto.

Y qué buena enseñanza para muchos de sus colegas que fuerzan al brazo de la balanza a marchar a su favor o no se detienen a contar “los quilos” del vuelto y a veces nos “echan con el rayo”.

Como un Quijote tropical alto, enjuto y justiciero, al lado de su sanchesca contrapartida Adys, tomando cada uno lo mejor del otro, se han hecho casi imprescindibles, por eso los vecinos ruegan que ambos duren muchos años detrás de nuestro mostrador.

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