miércoles, 6 de octubre de 2010

Alborada cespediana conmueve a Martí

El primer contacto con el 10 de octubre de 1868 me llegó gracias a la palabra, incuestionable como era lógico en ese entonces y para todos los chicos siempre que habla su maestra, de la excepcional Ida Escalante Dellundé cuando explicaba, una tarde del décimo mes de 1957, que José Martí se comprometió con las ideas de la independencia de Cuba desde una edad precoz.

Ella revelaba a los pequeños de segundo grado, con su pericia peculiar que hacía asimilable hasta lo más difícil, que al adolescente Martí le conmovió tanto el inicio de las luchas independentistas que poco tiempo después de iniciada la Guerra de los Diez Años escribió el soneto "¡10 de Octubre! publicado a principios de 1869 en un periódico con circulación en el ámbito estudiantil habanero.

Pepe, como lo llamaban sus allegados, se inspiró en el hecho protagonizado por Carlos Manuel de Céspedes y un grupo de patriotas cubanos en el batey del ingenio La Demajagua, levantados en armas contra el colonialismo español.

Después Ida, con una voz pausada que la emoción tornaba a veces grave y otras agudas, leyó el estremecedor soneto que estremece y convoca a mantener la libertad lograda con sangre y esfuerzo y que en la actualidad debiera tener más difusión entre niños y jóvenes:

No es un sueño, es verdad: grito de guerra/Lanza el cubano pueblo, enfurecido;/El pueblo que tres siglos ha sufrido/Cuanto de negro la opresión encierra./Del ancho Cauto a la Escambraica sierra,/Ruge el cañón, y al bélico estampido,/El bárbaro opresor, estremecido,/Gime, solloza, y tímido se aterra./De su fuerza y heroica valentía/Tumbas los campos son, y su grandeza/Degrada y mancha horrible cobardía./Gracias a Dios que ¡al fin con entereza/Rompe Cuba el dogal que la oprimía/Y altiva y libre yergue su cabeza!

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