miércoles, 30 de junio de 2010

Mi amigo


Mi amigo no lo es precisamente porque de él irradie un hálito de simpatía; al contrario, a primera vista puede parecer seco o distante.
Tampoco lo es porque cuando mi mujer atenazada por los dolores de parto de se contraía en plena calle, él desviara el rumbo de su diminuto auto Polski y enfilara recto hacia Maternidad con la segunda de mis hijas casi asomada al mundo.
Es realmente mi amigo porque debajo de la pétrea coraza, quizás lata un dejo de timidez, pero… ciertamente fluye la dulzura de cubano de pueblo, casado con la historia y atado con las suaves cadenas del amor a la Patria.
Lo es también por que como fundador y colaborador asiduo del periódico La Demajagua, cada domingo durante muchos años, me aproximó a la historia de la provincia, aunque algunos lo tacharan de parcialidad por Bayamo, sin sospechar que es manzanillero y que retrató a su ciudad en sentidas páginas.
Lo considero mi amigo porque su sección Con el polvo del archivo me hizo reencontrarme con mi Bayamo de hace cuatro, cinco décadas o quizás menos y me acendró el amor y admiración por la saga particularmente heroica de nuestra ciudad antorcha.
Aprecio su amistad cual valioso don desde que comencé como corrector en La Demajagua de papel, como decimos desde que tenemos versión digital, porque sosteníamos dilatadas pláticas telefónicas los sábados pues siempre quería estar enterado de cómo iba el proceso de edición y qué disposición tipográfica ocuparía su columna.
Cuando me confiaron la dura tarea de reseñar la historia yo, como aprendiz de brujo a semejanza del de Goethe, siempre tuve a mano la necesaria consulta, el atinado consejo o la severa crítica, justa y paternal cuando me equivocaba.
Por todas estas razones es mi amigo por eso compartí desde lejos su alegría cuando recibió el premio al Mérito Literario José Joaquín Palma, conferido por primera vez por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la provincia de Granma.
Fue este un justo reconocimiento a la destacada trayectoria del intelectual, investigador, escritor, periodista y promotor cultural, un digno galardón para aquel que revive y preserva lo autóctono, lo nacional, lo nuestro: José Carbonell Alard, mi amigo.

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