viernes, 23 de abril de 2010

Un monumento singular

Una visita al monumento Plaza de la Patria en Bayamo siempre es interesante: allí tiene un destacado espacio la divulgación del quehacer cultural de toda la provincia sumado al vasto programa propio, con espacios fijos para diversos grupos de edades.
De ese modo son emblemáticos el infantil Para un príncipe enano o Nueva generación para adolescentes y jóvenes y Recordar es vivir para adultos de edad avanzada; asimismo mantienen una buena relación con los centros de enseñanza enclavados en el área porque la mayor parte del quehacer está vinculado con la comunidad del consejo popular Jesús Menéndez “la Plaza está abierta para todos”, es una realidad que la totalidad de los trabajadores gustan de ejercitar.
Además del capital humano existe un valor patrimonial quizás único en la nación: de la mano y el talento de José Ramón de Lázaro Bencomo, (Delarra) nació el monumento que preside esta ya histórica plaza en la que aparece un túnel ovoidal que encierra cuatro estatuas de aborígenes en actitud de rebeldía y como elemento cardinal el friso frontal semejando la Sierra Maestra, representando patriotas y hechos relevantes de las guerras de 1868 y 1895…
… En armoniosa composición convergen el yate Granma, una representación del Ejército Rebelde, José Martí autor intelectual del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Lenin y Martí junto a Frank País, Celia Sánchez, Jesús Menéndez, Paquito Rosales… y la alianza invencible representada por un campesino y un obrero uniformado.
Actualmente el histórico enclave retoma fulgor y magnificencia: el conjunto monumentario recibió un retoque perfeccionista de los artistas, su escenario junto a un sobrio salón de protocolo para actos solemnes enchapado en mármol y vitrales, emiten destellos de luz patriótica.
Las áreas verdes alternan con flamantes avenidas que le confieren un toque singular al entorno, el esfuerzo, el músculo y el sudor de constructores junto a mujeres y hombres de diversos sectores productivos confluyen de manera efectiva para completar la obra iniciada en 1982 y sumaron ofertas y lujo, además de embellecer el lugar.
Como elemento distintivo la explanada conserva la capacidad para cien mil personas, que se congregaron allí por primera vez, cuando Fidel hizo firme el emblemático nombre que hoy ostenta orgullosa.
La modernización, comprende escenario, camerinos, y salones para maquillaje y protocolo, este último adornado con el mayor vitral de un solo paño en el país, debido al notable artista matancero Ernesto García Peña.
Una de las más ambiciosas tareas fue cobijar con hormigón, granito y mármol los 12 mil metros cuadrados de la planicie: este último cubre unos dos mil metros cuadrados del área de concentraciones, al igual que muros y pavimentos en el edificio. En la parte posterior de la Plaza se yerguen otros camerinos y escenario, para acoger fiestas públicas, al pie de cada una de las seis torres de luces germinan motivos ornamentales…

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