lunes, 15 de marzo de 2010

“Ravelo, quiero que las lucecitas titilen en esta foto”


Ramón Sánchez Parra acaba de recibir el premio Rubén Castillo Ramos 2010 por la obra de toda una vida, sus compañeros del periódico La Demajagua, Radio Granma y todos los medios informativos de esta suroriental provincia fueron testigos de cómo la semipenumnbra del teatro Rex, de su natal ciudad de Manzanillo refulgió cuando este excepcional hombre de pueblo subió al podio para acceder al merecido galardón.
Peroel primer encuentro de este redactor con “Parra” como le decimos, no fue nada halagueño: terminaba la década de los años 80 que dejaban a los 90 en riguroso período especial, yo recién estrenado como corrector de prensa, cómo podía saber que el manzanillero, había pasado las mil y una noches para llegar y hacer su guardia de cierre y a la usanza de algunos viejos redactores, pero con tono facultoso empecé a “darle cuero”: a fastidiarlo por su llegada fuera de hora.
“Él me miró severamente; la reprimenda no se hizo esperar, quedé en vilo y para disimular la vergüenza me puse a observar como intercambiaba con los emplanadores, desentrañando el plomo con la página al revés, como se usa en la impresión.
Me puse a deletrear palabras y sin darme cuenta me dejé ganar por ese embrujo de descubrir, en la antesala de la tinta, que decían aquellos caracteres que al principio me parecieron “garabatos”.
Esa fue una de mis primeras lecciones en la prensa, después me fui enterando de la riqueza espiritual y del amplio espectro testimonial y laboral acompañantes de Parra desde los años mozos, su ejemplo de tesón me conmovió y creo que es una de las razones por las cuales escribo estas líneas: él sin saberlo, y por el respeto que merece, me convocó a seguir por el difícil arte-oficio del periodismo.
Nacido en 1937 de una familia humildísima de Manzanillo, tuvo que darse al feroz multioficio de la época, casi con el don de la ubicuidad: podía estar junto al padre en un cañaveral camagüeyano, sacando brillo a zapatos ajenos o realizando una labor doméstica para personas de la pequeña burguesía local.
Su primera vecindad con el periodismo fue como repartidor de los periódicos Prensa Libre y el local Orientación pero supo erguirse, según sus propias palabras, y llegar al quinto grado; el sexto lo lograría con la Revolución en el poder.
Mirando hacer se convirtió tipógrafo en el propio Orientación, allí confraternizó con relevantes personalidades de la cultura local y nacional como Manuel Navarro Luna y Juan Francisco Sariol pero es en la revista habanera El Federado Escolar que estrena armas y ve por primer vez su nombre en letras de imprenta.
Mil novecientos sesenta y seis marca su graduación con excelencia en la escuela de corresponsales Pablo de la Torriente Brau, de Santiago de Cuba y al año siguiente es nombrado corresponsal jefe del periódico Sierra Maestra y para trabajar en el Centro de información local tributando para emisora la CMKC y la prensa nacional y también, voluntariamente, con destacada trayectoria, para el diario Granma en la ciudad del Golfo del Guacanayabo.
Cien años después que Carlos Manuel de Céspedes prendiera la llama de la libertad, en ese propio sitio Ramón Sánchez Parra es uno de los fundadores del periódico local La Demajagua que tiempo después, con el mismo nombre es estrenado en Bayamo para el ámbito provincial.
Parra se desempeña entonces como coordinador-redactor de la página cultural, jefe de información y redactor reportero hasta su temprana jubilación en 1998 en plenas facultades, seguida de la inmediata acogida tributada por los colegas de Radio Granma desde cuyas antenas su bien timbrada voz desmiente más de siete décadas de vida y ofrece cada día muestras del rico costumbrismo de su patria chica, y de buen periodismo.
El premio Rubén Castillo Ramos es sin duda un jalón profesional pero acaso él considere el mayor premio haber podido, gracias a su Revolución, haberse hecho periodista y servir al pueblo desde esa posición de avanzada.
“Hijo Ilustre de la ciudad de Manzanillo”, figura entre más de 70 reconocimientos.
Asimismo Parra tiene el privilegio de haber tomado la singular foto cuando el Guerrillero Heroico Ernesto Guevara, inaugura el trabajo voluntario en la Ciudad Escolar camilo Cienfuegos, en Bartolomé Masó.
Sus diversos centros de trabajo guardan decenas de anécdotas de este hombre jovial a quien le rinden homenaje diario las viejas y nuevas generaciones manzanilleras y granmenses al encontrarlo en las calles.
Una de las anécdotas más elocuentes de su alegre carácter ocurrió durante una fiesta carnavalesca en Bayamo, Sánchez Parra era a la sazón responsable de la página cultural de La Demajagua y salió desde muy temprano, a tomar todas las impresiones del fiestón; anochecía, todos esperaban ansiosos el cierre para disfrutar, pero Parra quería exquisiteces a esa hora y le pedía encarecida y porfiadamente al fotógrafo de guardia:

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