lunes, 15 de febrero de 2010

El pru de Corredera

Cada vez que entro a una de las cuatro cafeterías modernas, de pisos pulidos y neveras de exhibición especializadas en el pru oriental en Bayamo y Manzanillo y pido uno para contrarrestar el calor, por aquello de la memoria afectiva siempre me vienen a la mente los días juveniles y la tienda de Corredera, ubicada en la calle General García, que ofrecía acaso el mejor pru de Bayamo, o al menos, el más famoso de San Juan-El Cristo.

El establecimiento, en los primeros años de la década de los 60, era cita obligada de los alumnos de la entonces secundaria básica José Antonio Saco, quienes después de las clases de Educación Física, sedientos por los deportes extenuados por un buen chapuzón en el río Bayamo, recalaban en la tienda de Corredera, donde según las monedas atesoradas , ¡y siempre frío! podían degustar el pru de diversos precios: dos, tres y cinco centavos, confinado en botellas pequeñas, medianas o grandes, que podían acompañarse con caballitos de queque para completar una opípara merienda, sobre todo para quienes tenían terminantemente prohibido por sus mayores ingerir esa bebida que nos aseguraban ere de “de dudosa higiene” los cual en la tienda de marras era una falsedad.

No sé quién ni cuando, pero al pru comenzó a llamársele “champán de bejucos”, pues es un refresco popular resultante de hervir bejuco indio, jaboncillo y pimienta dulce, o a lo mejor otros ingredientes, y después de enfriar y luego de un proceso de fermentación y colado , se logra una bebida chispeante que haría palidecer de envidia al más espumoso de los vinos; en lograr el bouquet adecuado, Corredera era un maestro.

Tan popular era entre los estudiantes de la mencionada secundaria, que en tiempos de desfiles o paradas, como se les llamaba entonces, a modo de ensayo, desde una cuadra antes, la estudiantina, mayoritariamente masculina, coreaba: ¡Pin Pon fuera, el pru de Corredera!!.. el bodeguero, complacido, salía a una de las grandes puertas para saludar a sus admiradores.

Si por casualidad se realizaba un descanso en la esquina siguiente o frente a ese comercio, algún desobediente burlaba el cerco profesoral y se tomaba uno “de a dos”, pequeño para no atragantarse.

Ya después, cuando el desfile tomaba un carácter más serio, las consignas mostraban el apego de la muchachada y sus profes a la Revolución.

Hoy, existen en Bayamo tres cafeterías y otra Manzanillo, y sendas fábricas respectivamente en ambas ciudades , especializadas en ese brebaje netamente oriental, pero las proporciones parecen no ser las mismas, pues ninguna iguala los del viejo Corredera.

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