domingo, 17 de enero de 2010

Melanie ama a Cuba y admira su accionar medioambiental


Melanie Belanger es incuestionablemente una amiga de Cuba y su Revolución. Ella es una joven ingeniera agrónoma canadiense, maestrante en temas agroecológicos, que además tiene estrecha relación con la historia y cultura latinoamericanas y con el idioma castellano, que dice solo utilizar, pero domina a la perfección pues residió más de una década en Panamá.

Asimismo, ha visitado muchas naciones de nuestro subcontinente. Se confiesa admiradora de los cambios ocurridos en los últimos años en esta región geográfica y opina que los países integrados a la Alianza Bolivariana para las Américas están dando una lección de hermandad y deseos de avanzar con ayuda mutua y sin injerencias.

También cataloga como un descaro pretender incluir a Cuba y a los cubanos en una supuesta lista de estados patrocinadores del terrorismo, pues se ha dedicado durante muchos años a estudiar la correlación del país antillano con otros de la región y de diversas partes del mundo, “la palabra que puede definir esa relación es solo una: solidaridad”, dice.

A Cuba, específicamente a Cauto Cristo, en el este noroeste de la provincia de Granma, llegó Melanie con la mochila llena de proyectos académicos para su maestría y para interactuar con los campesinos de la cooperativa de producción agropecuaria Carlos Bastidas; allí encontró un cariño inmenso, unos deseos inauditos de ayudarla a poner en práctica sus teorías y constatar el empleo de las prácticas agroecológicas.

Todo eso la hizo estar aún más enamorada de la gente de esta Isla y del deseo del Gobierno cubano de avanzar en todos los órdenes y, específicamente, a pesar de inobjetables carencias económicas de reforestar, de preservar el medio ambiente, de producir de manera sostenible y de salvaguardar un mundo mejor para las generaciones que lo pueblen en el futuro.

Poco antes de partir hacia su natal Québec quiso dejar un testimonio de su estancia entre aquella gente sencilla y emotiva:

“Sale el sol/ ya están ellos/ desde el canto de los gallos/leña y café con leche/sombrero y machete/van pa`l monte/sonrisa calurosa y ayuda espontánea, bondadosa/ así son por acá/ el sacrificio y la lucha: su pan de cada día/ el sol implacable marca en sus pieles arrugas de sabiduría/pero no me engañan/ ellos no tienen edad/ ya que siguen iguales su tenacidad y su vitalidad/firme como el roble es su voluntad /manos duras, laboriosas y fraternas/ abrazo de hermandad/ valor en las frentes y en las miradas/almas nobles de solidaridad/ a golpe de amor siembran trabajo/y yo de paso los veo /les hablo y los admiro/¿ lo sabrán, sospecharan/ lo que el fuego de su esperanza y fortaleza ha encendido mi corazón / y su inmensa humildad?-/me dicen: no somos imprescindibles y yo quisiera decirles/¿No es que del árbol son el tronco indestructible?/ ¿quien podría ser más importante que ellos/ que de las plantas conocen los secretos /que entienden los animales y el campo/ y que saben leer el agua la tierra y el suelo?/ ellos son la arcilla del hombre nuevo/ ellos son Revolución y me han transformado para siempre/… se acuesta el sol, se quedarán ellos porque son verdaderos”

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