Abel Milán García no muestra, por su parsimonia y lento conversar, la fuerza interior que emana de él hacia sus semejantes, a primera vista queda oculta aquella perenne disposición para resolver problemas.
Jubilado desde hace algo más de un año del Taller municipal de equipos electrodomésticos de Buey Arriba como mecánico general, una dolorosa situación lo puso al frente de la circunscripción número 18 de
“Mi antecesor, Antonio Leyva un delegado de circunscripción para respetar, murió en un accidente; en cuanto hubo votaciones parciales, los electores pensaron en mí, me eligieron y aquí estoy.
Ahora Abel prepara la inminente rendición de cuentas ante sus electores, todos saben del modo que se ocupa de los problemas que puedan surgir en el barrio y sobre todo como su diligencia que puede emular con las de las hormigas pueden resolverlos o contribuir a su solución”, afirma.
“Nos apoyamos mucho en los vecinos para ello, hacemos todo lo que podamos porque estamos siempre en disposición de ayudarlos a ellos y a nuestra Revolución.
“Lo mismo profundizamos algunos pozos que menguaron con las grandes sequías que recuperamos cisternas en desuso, así garantizamos el agua para todos, además de la aportada por los camiones pipas de
“Nos fue aprobada una rehabilitación de redes eléctricas para eliminar bajos voltajes. Los pocos sitios oscuros ya no lo son;
Nuestro asentamiento principal está junto a la carretera Bayamo-Buey Arriba pero esta es una circunscripción netamente rural y nuestras gestiones están encaminadas a acercar trámites y servicios a la población.
Ya concretamos una placita para la venta de viandas, hortalizas y granos; el grupo de trabajo comunitario ya está haciendo toda la labor de carpintería, de esa forma nos ahorramos el viaje hasta Nuevo Yao, un poblado situado a unos cinco kilómetros donde sí hay todo tipo de establecimientos.
“Ahora también ayudo a mi papá en la finca, estoy preparándome para desarrollar el ganado ovino, igualmente arreglo los equipos eléctricos de mis vecinos”, dice con candidez.
Por ese multiaccionar, por la rapidez en asumir las tareas y porque no hay un televisor, radio, olla arrocera o cocina eléctrica que se resista a la habilidad de sus manos, sus vecinos llaman a Abel “el delegado electrónico”.
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