Saray López González, vive junto a la presa El Corojo, en un barrio denominado Lumumba, en la porción guisera de
De ordinario es callada, pero cuando son abordados temas de su interés habla con propiedad, algo que se ve con frecuencia creciente entre los niños del mayor macizo montañoso de Cuba.
“Me levanto a las seis y media de la mañana, ya la bestia está ensillada y salgo al poco rato, por eso llego al aula puntualmente todas las mañanas, claro, alguien me acompaña porque el camino es solitario y difícil, pero disfruto mucho con las montañas, árboles, ríos…siempre me parece un paseo.
“No entiendo como a algunos niños no les gusta estudiar, a mí me encanta: mi maestro se llama Mariano Pérez Pérez, solo tenemos una sesión de clases que termina después del mediodía, pero en ese tiempo nos enseña mucho, después nos pone cantidad de tareas para la casa y así aprovechamos el tiempo.
“Me gusta mucho la Matemática ahora estamos estudiando las proporciones y voy bien; pero prefiero Lengua Española para redactar, escribir composiciones, cartas… además leo todo el libro de esa asignatura desde que me lo entregan al comienzo del curso, también cuentos y todo lo que pueda de José Martí.
“Y eso es porque él era muy revolucionario, patriota y por su inteligencia, porque le gustaba mucho leer, analizar, aconsejar… de todo lo leído prefiero La Edad de Oro, claro, por las enseñanzas que tiene para los niños cubanos y de América.
“Uno de los cuentos más impresionantes es “Meñique” quien supo, con picardía, vencer muchas dificultades hasta triunfar, hacer feliz al pueblo y demostrarles a sus propios hermanos que el talento vale más que la fuerza o la envidia.
“Lo que me ´dan´ de Computación lo domino, ahora estamos en el Power Point: me encanta entrar a las imágenes prediseñadas y ponerles textos e inventar…
“Estoy en sexto grado, sé que terminar la escuela aquí dará un cambio a mi vida porque tengo que irme becada para la secundaria básica en el campo de El Jigüe.
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