viernes, 19 de junio de 2009

Ante el bofetón en pleno rostro de la justicia, responde el pueblo cubano


El Monte de las banderas de la Tribuna antimperialista José Martí fue Cuba y Cuba entera un monte de las banderas: la vibrante juventud cubana desde la capital de la Mayor de las Antillas condenó la infamia hecha dictamen en la decisión de la Corte suprema de Estados Unidos de no revisar el caso de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, a petición del gobierno yanqui.

Un conmovedor llamado al pueblo cubano a la unidad ante esta nueva arbitrariedad norteamericana expresa el mensaje enviado por René González con el cual muy combativamente, y muy arriba, como decimos los criollos, inició la tribuna abierta de la juventud cubana como protesta ante la venalidad del arbitraje.

René conocedor en carne propia de la esencia reaccionaria de los jueces que condenan (otra vez) a Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González y a él mismo, a no ser escuchados en la instancia suprema define, críticamente al sistema legal norteño: “Una vez más la mascarilla judicial de la sociedad más hipócrita jamás concebida se deshace, dejando al descubierto el rostro verdadero del imperialismo norteamericano y abofeteando la conciencia del mundo”.

También caracteriza la equivocación manifiesta cuando muchos creen aún que, de golpe y porrazo, la ascensión al poder de Barack Obama resolvería los problemas del mundo y de la propia sociedad norteamericana: “La madeja de crímenes, genocidios, arrogancia y bajeza sobre los que se ha tejido la psiquis de este imperio no se desenredará por la elección de un carismático presidente, oportunamente sacado de entre un sector aún oprimido dentro del pueblo norteamericano”.

Un dramático llamado al mundo a interiorizar la urgencia de actuar para frenar los abusos hizo René en su mensaje hablando en nombre de los devastados por el terrorismo, las torturas, la geofagia y las apetencias de poder universal de la política norteamericana desde sus propios albores.

Los jóvenes cubanos, representando el sentir de sus mayores mostraron su solidaridad a esos temerarios soldados de la verdad de los Cinco “esos espejos vivos de la moral de un pueblo en que el enemigo ve reflejados, lleno de impotencia y rabia su falta de valores, su pobreza de espíritu, la fragilidad de su autoimagen y sus miserias”.

El pueblo de Cuba no cree en actos de venganza como la decisión de los jueces de la Corte suprema por eso cerró filas en el Monte de las banderas y sabe que no puede confiar en el imperialismo “ni un tantico así “como expresara el Che en más de una ocasión: apoya vehementemente a quienes las amenazas, chantajes y torturas psicológicas no pudieron ni podrán doblegar jamás.

Desde San Antonio a Maisí, los dos extremos occidental y oriental del archipiélago cubano, los jóvenes lideraron la protesta: una vez más se impone la verdad movilizadora de un pueblo entero que conmina a los amos anglosajones y a los congresistas mafiosos a no celebrar mucho esta victoria pírrica pues la verdad se abrirá paso.

Por eso también luchan los cubanos: para que el noble pueblo norteamericano sepa esa verdad ante el muro de silencio y la avalancha desacreditadora de la prensa amarillista y pueda apoyar, como otras tantas veces las causas más justas por ejemplo: cuando logró el cese del genocidio durante la guerra de Viet Nam, por solo ejemplificar este caso

Antonio desde su poesía y René desde el razonamiento y el análisis desenmascararon el aparato judicial integrado por jueces notoriamente obcecados y marcaron no solo la posición propia y del resto de sus hermanos, sino del pueblo cubano que sigue luchando por su regreso a la patria como lo hizo desde la tribuna antimperialista.

La frase martiana:”Se pelea cuando se dice la verdad”, presidió la protesta.

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