domingo, 25 de abril de 2021

Pervive la postura viril de Mella

Caricatura Vicman Facebook

El cine cubano, principalmente histórico, ofrece la posibilidad de evocar realidades bajo el prisma de la rigurosa verdad.

De ello da fe la película Mella,  con sabia inclusión de elementos del cine convencional- documental,  es una cinta que   abre los ojos  sobre  apetencias y emboscadas políticas de Estados Unidos y  respuestas anexionistas  o genuflexas de la burguesía criolla, en el marco existencial del cofundador del Partido comunista.

Resalta  la  postura viril de Mella  en la Universidad de La Habana contra la celebración en Cuba de la VI Conferencia Panamericana,  en 1928. Hubo amplios debates, y oposición de los representantes de varios pueblos latinoamericanos a las imposiciones de Norteamérica para la ocupación de territorios y arrebato de la independencia de nuestros pueblos, desenmascarada por Mella desde México, durante su exilio.

Sus luchas contra el Panamericanismo adquirieron tal fuerza y ganaron tal respaldo  foráneo  que irritó a quienes desde el Norte revuelto mantenían en el poder al corrupto y sanguinario Gerardo Machado, reelegido con elecciones fraudulentas y que a la postre  ordenó el asesinato del recio líder.

Mella retóricamente titulaba su artículo:” ¿Habrá voces de libertad en el congreso de la Habana? Y añadía: El proletariado no espera nada bueno del panamericanismo “agringado”.

Acusó a la Unión Panamericana de querer aplicar y hacer realidad la interpretación arbitraria de la Doctrina Monroe que le dan los secretarios de Estado de Washington. Afirmó que la Unión presentaba todos los caracteres de una embrionaria estructura política para el imperio norteamericano que a golpe de dólares forjan los financieros estadounidenses.  

Refirió que no era el lugar para hacer historia de la Unión Panamericana, pero que todos los pueblos sabían que nunca había servido a los intereses nacionales legítimos de la América Latina, sino a los imperialistas de los Estados Unidos.

¿No se parece esto sospechosamente a las actuales prácticas de la organización de Estados Americanos, la fatídica OEA?
Disfrutar el reencuentro fílmico con la historia me remitió a mis años de  la enseñanza primaria.

Era  la década de los años 50 cuando nos enseñaron un bello himno que “engrandecía los valores de América” y la maestra nos explicaba acerca de la unión entre nuestros pueblos, no recuerdo que hablara de la preeminencia  yanqui.

Después supe que el autor era el destacado publicista compositor y radialista cubano Jose Obelleiro Carvajal, radicado en México tras el triunfo de la Revolución cubana;  hoy no niego la marcialidad y  hermosa letra, pero con pesar me enteré más tarde que ese cántico se utilizó para difundir “las glorias” de las tropas norteamericanas durante la segunda guerra mundial, germen de la naciente guerra fría que minimizó la heroicidad del Ejército Rojo que llevó verdaderamente  el peso de las acciones bélicas de ese conflicto e hizo rendir a la Alemania Nazi y que de aliado pasó a ser enemigo por la propaganda norteamericana.

Diversas lecturas como la  del escritor y pedagogo hondureño Julio Escoto que se autodefine como progresista, clarifican también la cuestión: “Himno dedicado a exaltar las glorias sajonas (…) sirvió luego de antesala de la guerra fría, la más vasta campaña de intoxicación, es decir la aceptación de mentiras que nos acondicionó para rechazar  lo que naciera fuera del norte cultural e imperial América del Norte, obvio, no la del mestizo continente.

Fueron  los de Mella tiempos de audacia y coraje. Así lo demostró Julio Antonio, cuya respuesta no podía ser otra que denunciar la hipocresía del presidente Alfredo Zayas (1921–1925) cuando agradeció al Gobierno de EE.UU. por ratificar el Tratado Hay-Quesada el 13 de marzo de 1925, después de 21 años de firmado.

«Darnos Isla de Pinos es un acto natural, siempre fue nuestra. Solo los que nunca han hecho justicia, como nuestro gobierno, pueden asombrarse servilmente por este acto de hipócrita justicia», expresó entonces Mella, quien junto a los intelectuales Emilio Roig de Leuchsenring y Fernando Ortiz, defendieron el derecho de Cuba sobre Isla de Pinos.

 Mella y sus múltiples escritos acciones y posteriores alusiones por parte de los estudiosos del marxismo en Cuba y el mundo son referentes en la historia de la nación.

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