domingo, 26 de abril de 2020

Las quemaduras de una industria sin humo


Existe una industria sin humo, generadora  de millones tanto en metálico como en personas que de un modo u otro se ven involucradas o se suman a ella.
¡Frío, frío! ¡No es el turismo! hablamos de la pornografía y más específicamente de las publicaciones audiovisuales que la difunden y magnifican. Las grandes productoras hacen una cosecha jugosa, por un lado  entre una audiencia frustrada, solitaria, antisocial y en el otro extremo el receptor puede ser un padre de familia, o de quienes tienen una vida sexual activa y plena; no hay distingos.

Uno de los   sitios “serios”  dedicado a estudiar el fenómeno  pornográfico reseña y selecciona las 10 actrices con mayores ganancias y resulta que la mejor remunerada percibe 41 millones de dólares anuales, mientras la que menos gana  en esa decena lo hace en el rango de los 10.
Este es un gancho terrible, por supuesto, no es color de rosa y solo ofrece una arista.
Y si no que lo diga  esa última  intérprete decimillonaria quien, ya jubilada envía un mensaje dramático en las redes  para que otras jóvenes no caigan en esa fatal telaraña.
Aparte  ella,  ex pareja del actor Charlie Sheen, se mostró muy irritada y dolida porque este no le confesó estar contagiado por el Sida hasta tres años después de su confirmación.
Entre todas las muchachas  una gran mayoría se ve arrastrada a ese entorno por condiciones miserables de vida, pero  entre otras el diapasón se abre desde profesionales, estudiantes universitarias, modelos, altas ejecutivas que optan por una vida ¿fácil? para hacerse ricas por  un golpe  de suerte.
Pero en esa industria tan complaciente hay un mundo de dolor, de frustración, abusos, dominación con esclav@s y am@s, lenguaje  y prácticas escatológicas,no en el sentido bíblico sino en lo sucio,  hay bestialismo, uso de todo tipo de aditamentos para  conseguir ¿placer? Físico de solitarios,  parejas tríos, orgías y como elemento detonante incita al voyeurismo.
El trato que les dan y  autoasumen  las muchachas es denigrante: zorras prostitutas, perras… en la forma más despectiva y aun cuando es cierto que una parte considerable gana dinero, una multitud de muchachas se queda en el intento manipuladas explotadas, vejadas.
Las quemaduras de esta industria, sin exagerar, son similares en lo físico y espiritual, a las secuelas de una explosión atómica

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