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Imágenes tomadas de Internet |
Con permiso de los
“compañeritos” republicanos de Estados Unidos, ese país está siendo gobernado
por un tonto, con ese mismo gorro puntiagudo llamado capirote que imponían
antiguamente a los malos estudiantes; miles de meteduras de pata lo prueban.
Ante la contingencia
mundial del coronavirus, Donald Trump tiene fijación con China, lo mismo culpa
al gran gigante asiático de propagar la pandemia que la llama “virus chino”, en
incontestable violación de la solicitud de la Organización Mundial de la Salud de
no referirse a la plaga señalando países específicos.
Y aunque otra de las
acusaciones trumpistas a China es de “no
brindar información temprana sobre el virus”, (eso en Psicología se denomina
proyección) la prensa recoge que el 22
de enero pasado, cuando se le preguntó por primera vez en público sobre el
brote del coronavirus, el presidente norteamericano aseguró desde Davos, en
Suiza: “Lo tenemos totalmente bajo control. Es una persona que vino de China”.
¡Y dale con lo mismo!
Recientemente en la Casa
Blanca, durante una sesión informativa sobre el coronavirus, el mandatario
ofendió al reportero Peter Alexander, de la cadena NBC News, quien le preguntó “si estaba dando a los estadounidenses
falsas esperanzas, promocionando medicamentos no probados para tratar el virus”,
de acuerdo con reportes de Telemundo.
Como era de esperar, el
rubio despeinado se dejó dominar por la ira y en uno de sus acostumbrados ataques
a la prensa difamó al informador.
Lo primero que Donaldo hace es desconocer los logros de
China y culparla de le enfermedad y como buen viga-en-su-ojo no puede ver nada,
ni una paja en ojo ajeno.
Parece cosa de un querido
pariente quien en los primeros años de la década de los 60 del pasado siglo, vio
estornudar a un chino, le dio un ataque
de risa tal que “cogió un viento” y hubo de apelar a remedios caseros como cataplasmas y ventosas
para deshacerse de aquel intruso gas. “Dios te castigó”, le aseguraban.
Diferencias abismales
separan a aquel sencillo obrero del
magnate inmobiliario, primero era un hombre bueno y honrado; en ese tiempo aún
un poco ignorante, después un campeón de la educación obrero campesina. El
yanqui lo ha tenido todo, pero carece de sentido común.
Como es lógico, el
presidente norteño no habla sobre
los hechos que posicionan a China como el país que va logrando revertir la pandemia;
o como Cuba, nación pobre y bloqueada, pero que está brindando ayuda a varios países
afectados por el virus… ¡no que va! Hace lo que mejor sabe: su seguidilla es
una campaña de descrédito contra la cooperación médica criolla, pero, mi
hermano, no te están haciendo caso.
La sanción la recibió del
semanario norteamericano Newsweek: Cuba usa “medicamento maravilla” para
combatir el coronavirus en todo el mundo a pesar de las sanciones de EEUU,
refiere la publicación en extenso reportaje.
Esto parecerá traído por
los pelos: en Cuba y República Dominicana se consume la catibía, una harina de yuca rallada, prensada y exprimida, con
la cual se hace una
especie de bizcocho grande y delgado, muy parecido a nuestra empanadilla.
Ahora a lo que decíamos: Las
cifras del coronavirus siguen creciendo en EEUU, al punto que ya deviene epicentro de la enfermedad en mundo, pero
Trump solo sabe culpar a otros, por eso muy al estilo de nuestro Elpidio Valdés-Juan
Padrón podríamos decirle: “No comas más catibía, míster” o más gráficamente que
pudiera significar figuradamente: “No comas de lo que pican los pollos” y todos
aquí sabemos, no es maíz.
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