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La foto también es de Domingo Cuza |
El personaje que evoca fue estudiante en el preuniversitario 21 de
Octubre y según creo cursó estudios superiores, pero por su actividad cuentapropista
ya forma parte de la más pintoresca geografía
humana de la segunda villa fundada por los españoles, sin dilación:
¡Los que van a
morir…!
Es un grito, aunque ilógico, ya familiar e en las
calles de Bayamo. Poco tiene que ver con los gladiadores romanos, pero quien lo
lanza es un Cesar, y muchas personas lo consideran el emperador… de las pizas
de chorizo. Montado en su bicicleta, vestido siempre con chaleco o camisa
rojas, gorra, y portando, invariablemente, un portafolios ¡diplomático! en
donde carga con sus pizzas. Una barba negra a ras de piel que le aporta un
aspecto más de pirata que de emperador cierra el conjunto de uno de los
vendedores ambulantes más originales y simpático con que cuenta nuestra ciudad.
Él va pedaleando por las calles mientras lanza su grito de guerra: Los que van
a morirrrrr. Cuando lo escuché por primera vez me resultó un anti marketing,
¿cómo que los que van a morir? ¿Si me como tu pizza me muero? El pobre no
venderá una pizza, pero contrario a lo que imaginé muchos le compraban ¿Por qué
la gente acude a este siniestro llamado como si lo que escuchara fuese la
promesa de la vida eterna? Tuve que probar sus pizzas para tratar de entender.
El gusto de las pizzas era fabuloso, recién hechas, exquisitas, la masa bien
trabajada, en su justo punto de horneado, la salsa gustosa, el queso sin
nerviosismo, y el chorizo escogido. Cesar, (me vi forzado a preguntarle) por
qué gritas: los que van a morir. Eso es contradictorio porque tus pizzas son
excelentes y tu trato inmejorable ¿por qué habrían de morir tus clientes? Es
que van a morir de placer, de deleite, porque son pizzas tan irresistibles que
quienes las prueban se convierten en sus esclavos. Mis clientes vienen a un
combate gastronómico donde nunca se sale ileso –así me contestó, y tiene toda
la razón porque cada vez que en nuestra oficina escuchamos el grito: Los que
van a morir… siempre hay alguien que dice: corre, corre, llámame a “los que van
a morir” para comprarle unas pizzas ¿Alguien más quiere? Y allá vamos en grupo
para decirle, como quitándonos el sombrero por la calidad de su oferta, Ave
Cesar, los que vamos a morir te saludan.
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