domingo, 1 de septiembre de 2019

Los que van a morir…


La foto también es de Domingo Cuza
Cuando leí en redes sociales esta viñeta de la pluma de Domingo Cuza, director de Infotur. intelectual, ambientalista y trabajador del turismo, enamorado de   sus encantos entre los que resulta   su gastronomía  no pude sustraerme a la idea de reproducirla en mi modesto blog.
El personaje que evoca fue  estudiante en el preuniversitario 21 de Octubre y según creo cursó estudios superiores, pero por su actividad cuentapropista ya forma parte de la  más pintoresca geografía humana de la segunda villa fundada por los españoles, sin dilación:
 ¡Los que van a morir…!
Es un grito, aunque ilógico, ya familiar e en las calles de Bayamo. Poco tiene que ver con los gladiadores romanos, pero quien lo lanza es un Cesar, y muchas personas lo consideran el emperador… de las pizas de chorizo. Montado en su bicicleta, vestido siempre con chaleco o camisa rojas, gorra, y portando, invariablemente, un portafolios ¡diplomático! en donde carga con sus pizzas. Una barba negra a ras de piel que le aporta un aspecto más de pirata que de emperador cierra el conjunto de uno de los vendedores ambulantes más originales y simpático con que cuenta nuestra ciudad. Él va pedaleando por las calles mientras lanza su grito de guerra: Los que van a morirrrrr. Cuando lo escuché por primera vez me resultó un anti marketing, ¿cómo que los que van a morir? ¿Si me como tu pizza me muero? El pobre no venderá una pizza, pero contrario a lo que imaginé muchos le compraban ¿Por qué la gente acude a este siniestro llamado como si lo que escuchara fuese la promesa de la vida eterna? Tuve que probar sus pizzas para tratar de entender. El gusto de las pizzas era fabuloso, recién hechas, exquisitas, la masa bien trabajada, en su justo punto de horneado, la salsa gustosa, el queso sin nerviosismo, y el chorizo escogido. Cesar, (me vi forzado a preguntarle) por qué gritas: los que van a morir. Eso es contradictorio porque tus pizzas son excelentes y tu trato inmejorable ¿por qué habrían de morir tus clientes? Es que van a morir de placer, de deleite, porque son pizzas tan irresistibles que quienes las prueban se convierten en sus esclavos. Mis clientes vienen a un combate gastronómico donde nunca se sale ileso –así me contestó, y tiene toda la razón porque cada vez que en nuestra oficina escuchamos el grito: Los que van a morir… siempre hay alguien que dice: corre, corre, llámame a “los que van a morir” para comprarle unas pizzas ¿Alguien más quiere? Y allá vamos en grupo para decirle, como quitándonos el sombrero por la calidad de su oferta, Ave Cesar, los que vamos a morir te saludan.

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