Hijo
de padre santiaguero y madre
santaclareña, Guille nació a unos pocos pasos del parque Leoncio Vidal,
erigido inicialmente donde el prócer
cayera combatiendo a las tropas colonialistas españolas.
El
trabajo de Urbano, el padre, en el entonces Ministerio de obras públicas trajo a la familia a Bayamo, a escasos 50
metros del Cementerio Viejo del barrio San Juan, yo lo conocía de vista pues todas
las mañanas antes del colegio Guille se acodaba en la puerta-ventana de su casa para ver como
amanecía la Calle Martí y yo iba a
llevarle el desayuno a mi padre al trabajo, lo mismo hacía el santaclareño durante algunas tardes.
Trabamos
amistad en la secundaria aunque era dos años menor que yo porque yo siempre
andaba atrasado en esas cuestiones escolares lo primero que me llamó la
atención fue sus segundos nombre y
apellido Guillermo Téodulo Durán Bartumeu que los muchachos de la secundaria
simplificamos en Bartu (apocopando su raíz catalana).
Tenía
unos juguetes geniales que cuidaba con sumo esmero guiado por Lérida, la madre,
cincuenta y tantos años más tarde, Diego
mi nieto más pequeño (hasta el momento) heredó de Guille una pistola galáctica cuyos
fulminantes de mito aún estallan alternativamente pues la
cinta donde están contenidos tiene su lógico deterioro.
Creo
que nunca conocí un camarada tan sano (puro) como él y de mejor corazón en esa
época y era a ratos un poco ingenuo, pero esos mismos atributos le permitieron
ganar amistades que todavía conserva.
También
la interacción con nuestros compañeros considerados “cabroncitos” y jodedores
lo fue avispando progresivamente.
Después
la vida, oficios y profesiones se
encargaron de alejarnos un poco: cada cual tomó su rumbo pero cada vez que nos
veíamos nos saludábamos con el afecto de antaño.
Bartu estudió tres carreras técnicas, pero la
que más fruto profesional le ha dado es Explotación del transporte, él es un
ejemplo de superación personal y como
todo en la vida está concatenado o guarda alguna relación Bartu terminó su vida
laboral en la Empresa universal, casi frente a mi casa y reside en el mismo
edificio donde vie Diego el más pequeño de mi familia así que ahora nos vemos y
saludamos cotidianamente.
Olvidaba decir que con los años y su talento natural se convirtió
en excelente chofer de moto Ural, de yipi, de almendrón estatal, mecánico e
innovador, especialmente para su “motico” Verjovina, a la que le ha fabricado
hasta las agujas del carburador.
Ese
es Guille Bartu.
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