lunes, 2 de abril de 2018

Guille


Hijo de padre santiaguero y madre  santaclareña, Guille  nació  a unos pocos pasos del parque Leoncio Vidal, erigido inicialmente donde  el prócer cayera combatiendo a las tropas colonialistas españolas.

El trabajo de Urbano, el padre,  en el  entonces Ministerio de obras públicas  trajo a la familia a Bayamo, a escasos 50 metros del Cementerio Viejo del barrio San Juan, yo lo conocía de vista pues todas las mañanas antes del colegio Guille se acodaba  en la puerta-ventana de su casa para ver como amanecía la Calle Martí y  yo iba a llevarle el desayuno a mi padre al trabajo, lo mismo hacía  el santaclareño durante algunas tardes.
Trabamos amistad en la secundaria aunque era dos años menor que yo porque yo siempre andaba atrasado en esas cuestiones escolares lo primero que me llamó la atención fue sus segundos nombre  y apellido Guillermo Téodulo Durán Bartumeu que los muchachos de la secundaria simplificamos en Bartu (apocopando su raíz catalana).
Tenía unos juguetes geniales que cuidaba con sumo esmero guiado por Lérida, la madre, cincuenta  y tantos años más tarde, Diego mi nieto más pequeño (hasta el momento) heredó de Guille una pistola galáctica cuyos fulminantes  de  mito aún estallan alternativamente pues la cinta donde están contenidos tiene su lógico deterioro.
Creo que nunca conocí un camarada tan sano (puro) como él y de mejor corazón en esa época y era a ratos un poco ingenuo, pero esos mismos atributos le  permitieron  ganar amistades que todavía conserva.
También la interacción con nuestros compañeros considerados “cabroncitos” y jodedores lo fue avispando progresivamente.
Después la vida, oficios y profesiones  se encargaron de alejarnos un poco: cada cual tomó su rumbo pero cada vez que nos veíamos nos saludábamos con el afecto de antaño.
 Bartu estudió tres carreras técnicas, pero la que más fruto profesional le ha dado es Explotación del transporte, él es un ejemplo  de superación personal y como todo en la vida está concatenado o guarda alguna relación Bartu terminó su vida laboral en la Empresa universal, casi frente a mi casa y reside en el mismo edificio donde vie Diego el más pequeño de mi familia así que ahora nos vemos y saludamos cotidianamente.
 Olvidaba decir que  con los años y su talento natural se convirtió en excelente chofer de moto Ural, de yipi, de almendrón estatal, mecánico e innovador, especialmente para su “motico” Verjovina, a la que le ha fabricado hasta las agujas del carburador.
Ese es Guille Bartu.

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