Zaidis
Cover lleva en sí la mezcla de sangres y razas del Gran pueblo caribeño, lo dice su
piel tostada por los ancestros y por el inclemente sol de estas latitudes,
también sus finas facciones que evocan el aporte indostánico, obligado o casi esclavo,
a las antiguas colonias británicas.
Nieta
de un bracero jamaicano, contratado con sueldos miserables en la década de los
años 50, heredó de ese abuelo y de sus padres la laboriosidad y la franqueza de aquellas tierras,
cualidades acrisoladas en suelo cubano, al calor de esa idiosincrasia singular de
los cubanos.
Ya
con nietos propios, Zaidis comenzó a
trabajar en la cooperativa de producción agropecuaria Carlos Manuel de Céspedes,
de un barrio bayamés conocido por La Aguada y que tributa materia prima al
central Arquímedes Colina, del consejo popular Mabay.
Allí,
aunque el trabajo agrícola manual es riguroso, pues debe
deshierbar caña a machete o
azadón, sembrarla y aporcarla, recibe
salarios que promedian de mil 100 a mil 200 pesos mensuales.
“Me
esfuerzo bastante, pero recibo excelente tratamiento por la dirección de la cooperativa
y gano bastante, lo suficiente para cubrir mis necesidades”, dice con una
sonrisa más elocuente que las propias palabras.
No hay comentarios :
Publicar un comentario