domingo, 3 de julio de 2011

¡No es herida para gallo fino!

Esta expresión, que escuché una vez en el campo cubano, guarda estrecha relación con la evolución de la enfermedad del fraterno presidente Hugo Rafael Chávez.

Como Simón Bolívar y el propio Chávez, espero mucho del tiempo y como a muchos otros, este nos está dando la razón a todos los que en Venezuela, Cuba y el mundo estamos tan pendientes de su convalecencia.

Al presidente Chávez, como a todos los humanos esta eventualidad le deja la lección de no descuidar la salud.

Como nuestro Fidel, Chávez es un caguairán por la estatura política y por la proyección humana, por eso sigue informado de todo el acontecer venezolano, y sobre todo continúa al mando del gobierno bolivariano, en comunicación permanente con el vicepresidente Elías Jaua y con su gente del “Arauca vibrador”.

Recordé, desde que supe de la enfermedad de presidente, aquellos días amargos de abril de 2002 cuando secuestrado y amordazado los portavoces de la oligarquía pretendía tildarlo de “renunciador” y claudicante y cómo su entereza moral, la fidelidad de la Fuerza Armada y Cuba como una Al Jazeera tropical y Fidel al frente, develaron el manto de mentiras y él retornó incólume y triunfador.

Hoy, las fotos publicadas en Juventud Rebelde nos lo devuelven un poco más delgado, pero caminando, haciendo ejercicio, tostándose al sol y con la entereza de siempre, como el gallo de lidia valiente, que no da ni pide tregua...

Sigue firme, Comandante presidente, no solo tienes junto a ti el manto de la Virgen y los espíritus de la sabana, sino también un pueblo, no, ¡¡dos!¡ pendientes de tu salud y recuperación y en espera de nuevas victorias … con ellos podrás seguir siempre remontando nuevas cumbres
Como tú, decimos ¡Hasta el retorno!

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