Esta expresión, que escuché una vez en el campo cubano, guarda estrecha relación con la evolución de la enfermedad del fraterno presidente Hugo Rafael Chávez.
Como Simón Bolívar y el propio Chávez, espero mucho del tiempo y como a muchos otros, este nos está dando la razón a todos los que en Venezuela, Cuba y el mundo estamos tan pendientes de su convalecencia.
Al presidente Chávez, como a todos los humanos esta eventualidad le deja la lección de no descuidar la salud.
Como nuestro Fidel, Chávez es un caguairán por la estatura política y por la proyección humana, por eso sigue informado de todo el acontecer venezolano, y sobre todo continúa al mando del gobierno bolivariano, en comunicación permanente con el vicepresidente Elías Jaua y con su gente del “Arauca vibrador”.
Recordé, desde que supe de la enfermedad de presidente, aquellos días amargos de abril de 2002 cuando secuestrado y amordazado los portavoces de la oligarquía pretendía tildarlo de “renunciador” y claudicante y cómo su entereza moral, la fidelidad de la Fuerza Armada y Cuba como una Al Jazeera tropical y Fidel al frente, develaron el manto de mentiras y él retornó incólume y triunfador.
Hoy, las fotos publicadas en Juventud Rebelde nos lo devuelven un poco más delgado, pero caminando, haciendo ejercicio, tostándose al sol y con la entereza de siempre, como el gallo de lidia valiente, que no da ni pide tregua...
Sigue firme, Comandante presidente, no solo tienes junto a ti el manto de la Virgen y los espíritus de la sabana, sino también un pueblo, no, ¡¡dos!¡ pendientes de tu salud y recuperación y en espera de nuevas victorias … con ellos podrás seguir siempre remontando nuevas cumbres
Como tú, decimos ¡Hasta el retorno!
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