martes, 28 de septiembre de 2010

Sin caldosa ni fiesta

Este 27 de septiembre, esperando el 28, los vecinos de mi cuadra no quisimos brindar con vino ni la acostumbrada caldosa, un acuerdo unánime decidió solo conmemorar la fecha mediante la evocación y el reconocimiento a los destacados.
La razón era muy válida, Fernandito, un gracioso muchachito había recibido graves quemaduras hace unos cuantos días atrás, como su vida sufrió peligro y estábamos a la expectativa, no pretendimos otra cosa.
El acto, íntimo, comenzó con el agradecimiento de los familiares de Fernandito a los vecinos, por la constante preocupación (en ese momento ya todos nos habíamos asomado a su puerta para verlo sonreír) y al sistema de salud cubano.
“A todos, nuestro agradecimiento por devolver la tranquilidad al hogar” dijo su tía Mercedes.
Aún ella sin terminar, una representación de los Comités de Defensa del municipio de Bayamo “asaltó” la cuadra para entregar un cochecito que simboliza el espíritu bayamés a una cederista fundadora: Carmen de la Huerta.
Nacida habanera, emigrada a España en su niñez pero radicada para siempre en Cuba, los viajes de Carmita a la Madre Patria siempre son pretexto para aludir orgullosa a su condición de bayamesa legítima, aunque todos le conozcan como La Gallega porque nunca pudo desprenderse de las zetas y las ces castizas.
Carmen, octogenaria, pero con una disposición quinceañera, entregó a su hijo Manolo el diploma como mejor donante de sangre “si la que donas es parte de la mía ¿quien mejor para reconocerte?”.
Así “celebramos” en mi barrio el aniversario 50 de los CEDERRE.

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