domingo, 27 de febrero de 2022

Una reflexión interesante

 Esto lo tomé del perfil de Facebook de Eloísa Valdés, quien a su vez lo tomó de Jesús Álvarez López, ante todo quiero aclarar que no soy amigo del uso de la fuerza en ninguna de sus formas, pero en el caso del conflicto ruso-ucraniano, se tergiversa la realidad desde hace ocho o diez años y ahora al estallar la acción militar se deforma y manipula la realidad.

Los dejo con esta alegoría que ilustra desde la razón y la verdad. 

Dejen tranquilo al muchacho musculoso de mi historia.

Aquel niño creció en una enorme y respetada finca. Era como una cooperativa familiar de 15 hermanos. El dueño de la otra finca poderosa y próspera, separada por un río caudaloso, no solo ambicionaba sus tierras, sino que hizo hasta lo imposible por destruir aquella familia, en la que tampoco faltaron errores y caprichos. Aquel niño avispado se percataba de todo, veía como el vecino poderoso instigaba la discordia entre hermanos, pero él nada podía hacer, porque era un niño. Tras una noche de orgía en que algunos de los integrantes de aquella familia se drogaron junto al enemigo poderoso, la enorme finca se dividió en 15 pedazos. Como era lógico esperar después de aquel acto de traición, algunos herederos se hicieron amigos del enemigo y se pusieron a su disposición. Pero en la finca mayor el niño de mi historia había crecido, se había convertido en un joven impetuoso, inteligente, audaz, y soñaba con volver a ver la finca próspera y respetada por todos. Un día, su viejo padre ya cansado, tiempo antes de fallecer, le entregó el mando de la enorme finca improductiva. No lloró, no se quejó, se puso a trabajar sin descanso junto a su gente y logró que regresara la prosperidad a la mayor de las 15 fincas en que había sido dividida la tierra sagrada de sus padres y abuelos. Se sentía engañado por el dueño de la otra finca poderosa. A pesar de que intentó estrechar su mano, este lo siguió considerando un adversario y no dejó un instante de acosarlo con la complicidad de algunos de sus antiguos hermanos. El solo pedía comprensión y respeto al vecino poderoso separado por el río caudaloso, pero este no le hizo caso, y lo siguió tratando con irreverencia como si se tratara de un muchacho travieso sin percatarse de sus músculos. Y el niño de esta historia se cansó de atropellos y acaba de romper el cerco. Sería aconsejable que lo dejen tranquilo, que traten de entenderlo, que desechen cualquier intención de arrodillarlo.

Arderá todo antes de poder lograrlo.

Mejor que dejen tranquilo al muchacho musculoso de mi historia.

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