Lo señalizado como zona escolar deviene espacio sagrado para muchos, para otros
no tanto; un resto, hasta el presente minoritario, incluye a quienes lo profanan
en arriesgados lances que ponen en grave peligro a muchas personitas inocentes.
No es exagerado afirmar que al tráfico vehicular, en específico la circulación
en ciclos, “le está patinando el coco”, pero no podemos dejar de lado a los
peatones asimismo temerarios. Si alguien duda de lo afirmado que pase por las
inmediaciones de una escuela de cualquier enseñanza en las horas pico y verá las
barbaridades que se cometen no una sino varias veces al día. Pongamos ejemplos:
si usted, estimado lector, circula digamos por el segmento entre el parque de la
Ollá y la retaguardia de la sala teatro José Joaquín Palma y calles adyacentes,
en la ciudad de Bayamo, constatará pruebas fehacientes de lo comentado. Agrava
la situación la cantidad de carros de empresas parqueados que entorpecen la
circulación. Es más, varios vecinos de ese pedazo de la ciudad se cuidan de
bajar a la vía pública en los horarios de entrada y salida de las escuelas. en
especial por los ciclos eléctricos que con su barullo silencioso pueden dejar
sentado en la calle al pinto de la paloma, con quien sabe qué daños más. Este
redactor puede dar fe de cuantos acompañantes llevan a sus hijos o familiares en
sentido inverso al del tráfico, otros no respetan las señales de pare, ignoran
la ceda el paso y las invasiones de la vía contraria son a tutiplén. No es por
azar que colegas de otros barrios, municipios de Granma y otras provincias
refieren casos similares. Ha frenado un poco las malas prácticas la presencia
oportuna de agentes del orden, porque cuando a alguien le imponen una multa,
este corre la voz y la gente se vuelve más cautelosa o respetuosa… pero ¿habría
que llegar a eso? “Cuidado con las bicicletas”, “Mire a ambos lados de la vía
antes de cruzar” “no baje del contén si no es absolutamente necesario”, son
exhortaciones antiguos y vigentes y que de modo invariable dedican este redactor
y colegas de todos los medios masivos de comunicación tanto radiales,
televisivos como escritos a los ancianos, madres o padres con niños y a
cualquier persona potencialmente amenazada por esta locura del presente. No los
echemos en saco roto.
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