Cura, poder y magia

“Me dijeron que para enamorarla tenía que hacerla sonreír. El problema es que cada vez que sonríe, me enamoro yo.” (Bob Marley). Aunque circulan varias hipótesis y se barajan nombres y versiones, la más difundida alude a que el actual Día del amor y la amistad, homenajea al sacerdote y mártir Valentín de Temi quien, casaba parejas cristianas en Roma de modo clandestino porque el emperador Claudio II lo prohibía. Desde la noche de los tiempos hasta el claror de la modernidad presente, ese sentimiento, que puede mudar en pasión, se enseñorea sobre los demás. Sí, ese mismo que hace valiente al tímido o convierte en poeta a la persona más inexpresiva, a esa individualidad adolescente o madura, antes escasamente facultada para hilar en armonía dos palabras contiguas. Personifica la emoción que mueve montañas figurada o literalmente, porque es en sí un acto de fe y puede trocarse en seda, en piedra, porcelana o diamante… La literatura y la vida dan muestras inequívocas de su existencia y sus formas o matices: Dante Alighieri en su Divina Comedia inmortaliza idílicamente a su musa Beatriz y a Laura, inspiradora de Petrarca, otro de los padres de la lírica italiana y europea; pero en la propia obra aborda otras formas de seducción al aludir la lujuria de Paolo y Francesca, condenados por siempre a estar cerca sin poder tocarse, todos fueron reales, pero sublimados por la poesía. Es el mismo ardor en tono de tragedia y melodrama de Romeo y Julieta, inmortalizados por Shakespeare, ese afecto que no repara en odios, fronteras, privaciones o yugos. Es la propia vida de nuestros próceres Ignacio Agramonte y Amalia Simoni y otros tantos patriotas que marcharon juntos a la manigua, o alejados entre sí, conspiraron desde la clandestinidad de pueblos y ciudades pues nada pudieron rejas, muros ni enfermedad, en el intento de frenar el afecto románticamente puro, acrisolado por el deber independentista. ¿Qué son la lucha contra el nuevo coronavirus y todas sus variantes, sino desinteresados actos de amor desde Cuba para todos los dolientes? Lo son asimismo las vacunas para neutralizarlo, esa buena fe de “vine a darle un beso al mundo y nada más”, habla de pasión verdadera, altruismo, fraternidad ajena al oro, eso también es ternura. Nada más cierto que lo expresado por el poeta y filósofo indio Rabindranath Tagore: “El amor es el significado último de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento; es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación”.