domingo, 26 de diciembre de 2021

Cuida´o, el bicharraco acecha…

Una verdad “muy” obvia: la Covid 19 y sus verbos acompañantes no pueden conjugarse en pasado; es cierto que la campaña de vacunación marcha en Cuba convenientemente y eso, sin dudas, ha permite la disminución de casos, pero nadie tiene el derecho de confiarse y mucho menos a cansarse de luchar. Un somero vistazo al parte emitido por el Ministerio de Salud Pública con cierre de este lunes 20 de diciembre indica que, en nuestra nación, estaban ingresados dos mil 382 pacientes: de ellos mil 827 sospechosos, 209 en vigilancia y 346 confirmados (casos activos) cifras comparativamente inmejorables con las de meses recientes. No es para bajar la guardia en sentido alguno, pues de los 346 casos activos, 333 mantienen una evolución clínica estable, mientras en terapia intensiva son atendidos 13 pacientes: tres críticos y 10 graves. La Isla de la Juventud, virgen de contagios hasta ahora, muestra ya sus cifras de enfermos o sospechosos, Granma con situación favorable tiene provincias vecinas como Holguín, algo complicadas por tanto se impone cerrarle el paso al “bicharraco”, como diría Chamaquili. Quien visite cualquier barrio periférico podrá constatar indisciplinas a “tutiplén”, las personas sin nasobuco, ni siquiera en la modalidad de proteger la boca y dejar la nariz fuera, transitan a cara descubierta, haciendo más difícil el trabajo de los consultorios y las áreas de atención primaria; “A veces nos hacen arar en el mar por lo infructuoso con algunas personas”, dice una enfermera. Pero la indisciplina no es solo “por allá”, en el centro de las ciudades, existen también quienes intentan burlar, y a veces lo logran, los controles establecidos en cada institución para contrarrestar el virus. Con la aparición de la nueva variante, Ómicron, el pasado 24 de noviembre de este año, resulta mucho más peligrosa esta actuación irresponsable, sobre todo cuando unos días después, fue declarada variante de preocupación. Las estadísticas muestran un disparo de los casos en alrededor de 90 países y, según advirtió la OMS, los de COVID-19 relacionados con esta mutación se están duplicando entre un día y medio, y tres días en lugares con contagios comunitarios y no solamente por infecciones adquiridas en el extranjero. En España, por ejemplo, los casos de ómicron ya suponen casi la mitad de las infecciones: pasan del 3,4% al 47,2% en sólo una semana, ello ha obligado a nuevas medidas restrictivas. En Canadá, la jefa de Salud Pública dijo que hay evidencia sobre la propagación comunitaria de la nueva variante de COVID-19, y se cree que los casos aumentarán considerablemente en los próximos días, por el gran potencial de propagación característico. En varias partes del mundo, incluida Cuba, se hace ciencia para comprobar la garantía de los tratamientos presentes contra la COVID-19. Al tener en cuenta el cambio en la estructura genética de ómicron, de seguro que algunos continúen siendo efectivos y otros demuestren serlo menos. Siguen siendo las vacunas la mejor disposición de salubridad para garantizar la protección a las personas contra el COVID-19, contener la transmisión y disminuir las posibilidades de contaminación por nuevas cepas. Las medidas referidas al distanciamiento social, el uso de las mascarillas, la higiene y desinfección frecuentes de manos, objetos y superficies, no tocar ojos, nariz y boca, siguen siendo una buena opción y son exigidas por las autoridades y la propia sociedad. En varias regiones la población exige a los gobiernos tomar medidas de contención; a la vez una parte de ella se niega a observarlas. Por su sistema de salud y la efectividad de la vacunación una parte importante de la ciudadanía cubana ya se inmunizó y espera la dosis de refuerzo, esa tiene razón.

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