domingo, 14 de noviembre de 2021

Conmigo no cuenten, carijo

Como siempre, el fraterno y guajiro camarada José Luis es meridiano en su sentir: “A mí no me convoquen a marchitas orquestadas desde fuera para ´arreglar´ los malestares que afrontamos aquí, generados mayoritariamente por instigadores externos”. Él sabe al dedillo los entramados de la guerra no convencional guiada desde el capital contra los países que no “cabestrean” detrás de los dictados de Washington y otras potencias. “A mí no me confunde nadie- prosigue el recio campesino- yo sé que existen insatisfacciones varias, por el bloqueo innegable y rancio de los yanquis y por nuestros propios resbalones y yerros. Efectivamente, amigo lector, póngase a pensar: si debo hacer un trámite y me lo complican hasta la saciedad, si cuestiones económicas y sociales que pueden solucionarse con decisiones prontas y sabias, se postergan como hijo relegado, ¿eso no le hace el juego a los marchistas y a la mano que mueve sus cunas? En honor a la mera verdad, todo puede resolverse aquí, entre nosotros. El entrañable campesino, como la inmensa masa de criollos, no cree en esos líderes fabricados en “talleres y cursos democráticos”, por cierto, caros, muy caros; solo asequibles para quienes gastan y se aprovechan de los contribuyentes norteamericanos y las grandes arcas de la subversión, hinchadas con fondos de agencias para “la democracia”, pero hijastras de una pareja conocida: la CIA y el Pentágono, ¡de internas nada! Los vínculos de connotadas organizaciones terroristas y sus representantes con los promotores de la hipotética marcha añaden una clarificación a la supuesta intención pacífica de la manifestación y su carácter espontáneo. Ahora arremeten con todo contra el cirujano-cardiólogo de corazones y de almas, quien contribuyó a demostrar y desmontó todo el andamiaje del grupo Archipiélago en la Televisión nacional. Muchos, dentro y fuera, recordamos que los Cinco Héroes debieron infiltrarse en los grupos terroristas al sur de la Florida y frenaron la ola de ataques terroristas, que desembocaron, por ejemplo, en el asesinato del italiano Fabio di Celmo. El pueblo no olvida. Este hecho fue reflejado bastante fielmente en la película Red Avispa, cuyos derechos fueron comprados por la plataforma Netflix (“machangamente”, según el fraterno Pepe Luis ) las copias del filme, se retiraron de las redes y los circuitos cinematográficos, por esos amigos de la verdad y la transparencia, claro, las suyas propias. Sí, pues ellos tienen derecho al terrorismo, ataques y revueltas garantizarían la “democracia” y la paz (de los sepulcros), mientras que los cubanos no tenemos derecho a defendernos y ampararnos del flagelo subversivo con los medios legítimos a nuestro alcance. Jose, como le dice su mujer Carmela. es admirador de la obra de Silvio Rodríguez, ¿su preferida? El necio, porque concuerda con su propio credo. “Para darme un rinconcito en sus altares/Me vienen a convidar a arrepentirme/Me vienen a convidar a que no pierda/Me vienen a convidar a indefinirme/Me vienen a convidar a tanta M…/ (…) ¿Será que la necedad parió conmigo/La necedad de lo que hoy resulta necio/La necedad de asumir al enemigo/La necedad de vivir sin tener precio…?”. Por eso, remacha José Luis: “Conmigo no cuenten, carijo”.

No hay comentarios :