Tomado de Faceboook
Hoy la escena cubana está enlutada, me atrevo a aseverar
que en Cuba y buena parte del mundo
hispanohablante o dondequiera que haya
un cubano, también hay gran tristeza porque hace dijo “hasta luego” el
reconocido actor Frank González.
Lo recuerdo en innumerables programas radiales y en ese entonces no sabía quién respondía a ese modesto apelativo, pero aprecié su calidad incomparable, ya pude verlo y aquilatarlo en la telenovela Las ilusiones perdidas que ya estaba saliendo al aire y ser pitcher relevo de un actor que “torció camino y se perdió del Morro”; sin apasionamiento ganó ese juego y muchísimos otros.
A Frank como a cientos de sus compatriotas, el Servicio
militar le abrió las puertas del arte, como
aficionados, al licenciarse entró al ICRT primero por lo más humilde y después fue
escalando pasa a paso en el desempeño hasta
ser el gigantesco actor de hoy.
En la telenovela
Si me pudieras querer encarnó a un sin par inspector de trasporte (amarillo) que
comunica
a las puesta su alegría, optimismo, seriedad y sobre su actuación gozó
de gran sentimiento.
No conoció papeles chicos: a todos los engrandecía por ser un
señor actor.
Internacionalmente es más reconocido por ser el carismático
actor de doblaje que le da vida a su alter ego Elpidio Valdés, él y su compañero Manuel Marín hicieron casi todas las
voces de la saga, pero no se circunscribió la las producciones nacionales sino afrontó cientos
de películas y series extranjeras.
Una publicación de su compañera Cristina Obín lo da en
toda su dimensión desde el círculo más íntimo:
“ Hoy se detuvo todo...Y si pudiera escribir desde el
silencio pudiera quizá gritar las cosas que me callo.
Francisco González Díaz, Frank, Paquy, para mí; Kiki
lindo, para Mónica; mi amigo, mi novio, mi irascible esposo...de aquella epoca
de oro, el mejor papá que tuvo mi hija, por no decir el único, el insuperable
anfitrión de mis alegrías.
En mi criterio, el actor más versátil y más completo de
nuestra generación y el de muchas...
El cine, la TV, la Cultura Cubana, te deben no un
premio ni más reconocimientos, te deben un monumento a la humildad y al talento
entregado sin pedir nada a cambio.
Quise protegerte más, porque el amor con el que te amé
es de esos que no entienden de fórmulas ni de conceptos. Eres piel, eres vida
en la vida que viví, latido, vuelo y ala. Nunca podré describirme sin tu
nombre. Y si no lo supiste, te quise hasta el dolor y así te quiero.
Y lo seguiré haciendo, mi eterno Elpidio, hasta que
logre, cabalgando contigo en Palmiche, celebrar la victoria que fue conocerte y
la de poder ser tu María Silvia, la tuya.
Mi abrazo va contigo...
9-4-21”.
Y vuelvo a la pregunta
inicial ¿Se desvanecieron mucho más de
mil voces?
¡Que va! No solo están sus grabaciones sino que Frank,
voz e imagen habitan en la memoria de su pueblo al que se entregó
en cuerpo y alma
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