Días
antes de que el presidente Donald Trump decidiera volver a los días de la
tristemente célebre guerra fría, al
anunciar el cambio negativo de política de Estados Unidos hacia Cuba, el colega
Eugenio Pérez Almarales compartió en su
perfil de Facebook el post de Arthur González publicado en Heraldo Cubano.
Parecía
como si el periodista hubiera leído la minuta de las barbaridades y poses cavernícolas
que Trump asumiría en el acto de “cautivar”
lo más rancio de la derecha anticubana,
congraciarse con ella.
Pero
desde que Trump asumió su inquilinato de
la Casa Blanca, sus siempre imprevisibles declaraciones y acciones hicieron notar que de él podía esperarse
cualquier cosa y ninguna buena.
Pero,
como señala González, a la larga el tiro le salió por la culata: si los medios
de prensa acreditados aquí en la Isla fueran objetivos reflejaran el rechazo
del pueblo cubano a las anunciadas medidas “trumpianas” y la unidad en torno a
su Revolución, por eso lo comparto en esta página, para que más personas en el
mundo sepan la verdad.
Favorece Donald Trump a la Revolución cubana
Parecería
imposible creer que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
pudiera tomar decisiones que lejos de perjudicar favorecerán a la Revolución
cubana.
Evidentemente
Trump jamás ha puesto un clavo en la pared, si lo hubiera hecho, podría
entender que mientras más golpes le diera, más fuerte, profundo y perdurable lo
dejaría para soportar cualquier peso.
Eso
mismo pasará con las medidas que debe anunciar el viernes 16.06.2017 en Miami,
para quedar bien con la mafia terrorista anticubana.
A
Cuba no se le puede apretar más de lo ya hecho Estados Unidos en los
últimos 58 años, por tanto, la eliminación de algunas flexibilizaciones que
realizó Barack Obama, con el propósito de minar desde adentro a la Revolución y
erosionar el socialismo, les permitirán a algunos que se marearon con tales
medidas, y hasta aplaudieron al Presidente por tomar “la dirección correcta”,
comprender que con los yanquis no hay arreglo alguno.
Obama
mantuvo intacta la guerra económica contra Cuba, e incluso fue el Presidente
que más sanciones impuso a los que se atrevieron a comerciar con la Isla,
aprobó los mayores presupuestos para las acciones subversivas, no eliminó la
Radio ni la TV Martí, a pesar de que ni se escuchan ni se ve en el territorio
cubano, no permitió el correo postal directo ni el uso del dólar, no obstante
haberlo asegurado, y la base naval yanqui en Guantánamo, no fue nunca tema de
discusión con La Habana.
La
marcha atrás de algunas de las medidas tomadas por Obama en su cambio de
estrategia, harán que el pueblo cubano entienda realmente que pretende Estados
Unidos, sobre todo las nuevas generaciones de cubanos que ahora con más fuerza,
seguirán protestando por esa criminal guerra económica que quiere asfixiarlos.
El
apoyo de la mafia terrorista anticubana de Miami y sus asalariados en Cuba,
esos que miran con buenos ojos la eliminación de algunas “flexibilizaciones”,
harán que el pueblo los rechace aún más y comprenda quienes son y cómo desean
ver a los cubanos que defienden su soberanía.
Con
sus medidas, Donald Trump favorecerá la firmeza ideológica del pueblo cubano,
el que tomará más conciencia y probablemente miren diferente a aquellos
cubanos, que sin tener en cuenta lo que significa para Cuba la bandera
norteamericana, andan vestidos con ella por calles y ciudades, olvidando la
oprobiosa Enmienda Platt.
Ojalá
Trump en su arrebato, también decida cerrar la estación local de la CIA en la
Habana, como hiciera en 1961 el entonces presidente D. Eisenhower, así Cuba se
libraría de muchas acciones de espionaje y subversión a la que está
permanentemente sometida, con el incremento del personal “diplomático” y el
equipamiento tecnológico introducido después del 17.12.2014.
Mas
limitaciones y escaseces de las que han sufrido los cubanos desde 1960, serán
muy difíciles de elevar y para aquellos ilusos que aseguran que la crisis de
Venezuela será el fin del socialismo cubano, deberían recordar que augurios
semejantes emitieron en 1989 cuando cayó el muro de Berlín y más tarde la URSS
en 1991.
Parece
que no acaban de comprender que los cubanos provienen de una estirpe mambisa,
que sufrió el primer campo de concentración del mundo en aquella criminal
concentración de Valeriano Weyler, que enfrentó sangrientas tiranías como la de
Gerardo Machado y Fulgencio Batista, ambos ahijados de Washington, y que solo
la Revolución socialista les entregó soberanía y dignidad.
Por
eso, con calma y sapiencia los cubanos esperarán las medidas de Trump, con la
convicción de que la única dirección correcta que pudiera tomar Estados Unidos,
es eliminar la guerra económica, el apoyo y financiamiento a la subversión, el
cierre de Radio y TV Martí, la devolución incondicional del territorio que
ocupan en Guantánamo y dejar que Cuba marche por el camino que tomó, por
voluntad propia, el 1ro de enero de 1959.
Recrudecer
las acciones contra la Revolución fortalecerán la conciencia social y permitirá
a los confundidos, saber quiénes son los imperialistas y sus aliados. Al final,
sin pretenderlo, Trump le hará un favor al proceso revolucionario cubano,
porque como aseguró José Martí:
“…ni
actividad, ni espíritu de invención, ni artes de comercio, ni campos para la
mente, ni ideas originales, ni amor a la libertad siquiera, ni capacidad para
entenderla, tenemos que aprender de los Estados Unidos”.
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