Con
el pretexto de ampliar un campito de balompié, funcionarios u operarios de la Dirección
de Deportes cercenaron varias palmas, que se vieron extirpadas a flor de tierra con
una limpieza tal que pareciera una decapitación.
Eso
ocurrió en un solar contiguo al inmenso patio del centro seminternado Carlos Manuel
de Céspedes (la escuela José María Izaguirre de mi niñez y muy cerca del
parquecito de La Ollá y fronterizo
también al complejo Vegas del Río Bayamo, más conocido como El Chapuzón.
Sería
hipócrita si dijera que no me divertí
cuando iba de compras a los distintos mercados de las Vegas… o cuando llevaba a alguno de mis nietos a ver los topes amistosos entre atletas
de escuelas primarias de las diversas escuelas bayamesas.
Allí
muchas veces en la orilla del terreno y a pleno sol disfrutábamos de fintas,
goles, pases y otras acciones propias del deporte de las multitudes.
Allí
les explicaba a mis muchachos los
rudimentos del juego aun cuando no soy muy ducho en ellos.
Muchas
veces por los tantos equipos en competencia los juegos se pactaban a unos pocos
minutos, pero aun así chicas y chicos sudorosos pugnaban por dar el triunfo a
su equipo.
No
me aparté del tema por casualidad, creo que es loable que crezcan los
espacios deportivos en esta y otras localidad: masividad implica buenas selecciones,
pero resulta imperdonable que antes no
se les exigiera los responsables que
plantara otras tantas palmeras para sustituir las derribadas, es una práctica
que debía generalizarse y no solo de la Roystonea
regia, Familia: Arecaceae, sino de cualquiera otro árbol para garantizar la
continuidad de las especies, hacerlo es una práctica que debía generalizarse.
Porque
otro loable propósito, el de desarrollar campos cañeros y arroceros , nos
quedamos prácticamente sin palmas ni bosques en esta región cercana al río
Cauto.
Creo
que nuestro deber es preservar esta
majestuosa planta pues corremos el riesgo de que las generaciones que nos
siguen no sepan que fue de la Reina de los campos de Cuba.
Ella
es un árbol emblemático. La palma real
fue elegida como el árbol nacional en Cuba por ser el más numeroso de sus
árboles, por ser la especie más notoria de sus paisajes, por su belleza, por su
utilidad y por estar representada en el Escudo Nacional.
¡Concordemos
con eso!
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