Esta foto tomada de Internet muestra la cambuca en el aire, después de ser golpeada |
Este
es uno de los juegos tradicionales cubanos, pero en honor a la verdad creo la denominación puramente bayamesa pues Rey, mi viejo, nativo del vecino poblado de
Veguitas, muy cercano a Yara, y tabaquero muy leído le decía quimbumbia como se
le conoce en casi todo el resto del país.
Eran
muy pocos ingredientes para jugarlo, un palo como de unos dos pies (el bate) y otro
chiquito, a veces de escoba pues debía ser
duro y resistente por los “traumas” sufrido,
era aguzado por las puntas, el bateador le preguntaba al capturador, especie de multioficio entre pitcher
y jugador de field : “¿le doy?” Y cuando al otro le parecía gritaba: “¡dale!” Y
el primero bateaba.
El
batazo o palazo como se prefiera era de un modo sui generis: al golpear uno de los extremos aguzados el palito subía,
entonces se le daba el segundo palazo, si era bueno, era una especie de hit, el
bateador permanecía dentro de un círculo llamado “la olla” y el otro jugador
podía cogerlo de fly y hacer out o de picot (una especie de short baun) y
entonces tiraba a la olla y si la
Cuando
el bateador iba a ejercer su derecho podía pedir “con sube y baja” si picaba en un árbol u objeto
alto, el otro tenía supuestamente debía medir ahí también por lo el “cogedor” si podía pedía “sin sube y baja”…era un juego muy
movido, divertido, económico, pienso que era especial para niños pobres (solo
dos pedazos de palo) y muy peligroso.
Peligroso
sí, por muchas heridas causaba el bateador si cogía al compañero por un “mal
lugar”, yo mismo recibí un fuerte golpe sobre la ceja por lo que luzco allí un pequeño
punto blanco… y Concha mi vieja, me lo prohibió tajantemente y no podía ni ser
observador porque otros muchachos perdieron hasta un ojo, por
eso uno del barrio recibe todavía el nombre de Coche apaga´o….
Como
todo juego tradicional aparecía en diferentes momentos o épocas
del año, desaparecía por un período y volvía a surgir, después de alternar con
el trompo, las bolas, las cometas (papalotes) todo eso era por el día, al
resistero del sol cuando” los perros no obedecen al amo como he oído decir a
muchos campesinos.
Por
la noche , no teníamos ningún empacho a jugar con las hembras en una plazoleta
que había delante de mi casa y la vecina y ahí se oían las voces y cantos
infantiles entonando Alánimo, La señorita ó señorito-se diría ahora-, La torre
ancha de San Fernando, a la luna mayor, hasta que a eso de las nueve los gritos
de las madres lanzaban el inviolable toque de queda
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