Carlos, al extremo derecho con las manos en los bolsillos |
Pero las vivencias en torno al devenir de Fidel en los largos y fructíferos años que estuvo entre nosotros no se les borran de la mente y siempre encuentran vía para la evocación.
Carlos de Jesús
Verdecia, entonces joven cuadro de la
Dirección Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, se suma en 1999,
como el resto del pueblo cubano a la
lucha por el regreso a Cuba del niño Elián González, lo mismo estaba en una
tribuna abierta o en una mesa redonda, las cuales dieron inicio a aquel
hito histórico denominado Batalla de Ideas por Fidel y todo el pueblo.
“Fidel –evoca
Carlos- iba todas las tardes a las mesas redondas; al terminar, de modo
individual, saludaba a cada uno de los
asistentes, y conversaba con ellos acerca de su organismo, origen, el impacto que creíamos tendría esta o
aquella mesa redonda en
particular en el regreso del pequeño a su legítimo seno familiar.
“A nosotros (cuadros
juveniles) nos tocaba multiplicar las
acciones esbozadas en esos espacios con los miembros de las Federaciones
Estudiantil Universitaria y de Estudiantes
de la Enseñanza Media y la propia UJC.
Una tarde, al
terminar el encuentro unas muchachas
pedían autógrafos al Comandante en Jefe, quien accedió de inmediato, yo
estaba en un extremo, y evidentemente me daba un poco de pena dirigirme a
él; al percatarse, después de extenderme
la mano e indagar sobre mi procedencia y conocer que soy de
Granma, de Media Luna en específico, me mira fijamente y como rememorando pasajes de la etapa
revolucionaria y de mucho antes en las guerras libertarias mambisas o un poco
más acá en las gestas internacionalistas
expresa:
“Esa es una tierra llena de hombres y mujeres valientes”, no hizo falta decir,
más mi mente voló hacia las hazañas de Celia, Juan
Vitalio Acuña, Raúl Podio Saborit y tantos otros que desde los albores de la
nacionalidad supieron poner en alto el nombre de mi terruño.
Fidel motivó mi orgullo por la Patria chica
como tantas veces aprendemos en la escuela, pero escucharlo de labios de un
hombre de su talla y dimensión política e histórica lo ponía todo en un
contexto engrandecedor.
“Quienes lo
conocimos pudimos percatarnos de la
sencillez y modestia de este héroe convertido en pueblo”.
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