Cualquiera podría pensar que con este encabezado me referiré
a cómo se mueve esta parte del cuerpo al compás de un ritmo, presumiblemente
dictado por tambores, y muchos hasta se imaginan
una conga y la gente en plena danza…nada
más lejos de eso.
Primero preciso una introducción para llegar al meollo
del asunto: según todos los manuales de anatomía humana, “la cintura es la
parte del abdomen situada entre el tórax y la cadera.
“Entre las personas con unas medidas proporcionadas, la
cintura es la parte más estrecha del tronco. Desde el punto de vista anatómico
es el primer segmento del miembro inferior -o pelviano- (…) La medida de la
cintura hace referencia a la línea horizontal donde la cintura es más estrecha.
La complexión femenina tiene, por lo
general, una cintura más fina que los hombres…”
Pero no es lo que deseo reseñar: hay personas que
poseen un talle largo y otras, independientemente del sexo, lo tienen corto,
pero es a la moda a lo que deseo aludir en este post y cómo la cintura ha
subido y bajado con el decursar de la novedad y las costumbres.
Veamos mi propio caso, al tomar el ejemplo de mi padre
usaba los pantalones, digamos por encima
del ombligo, hasta… que mis hijas crecieron y empezaron una ardua batalla para
que los bajara.
Primero comencé a usar los pantalones a ras de ombligo
pero seguían insistiéndome, hoy varios años después, constato que me aseguro el cinto una cuarta por debajo del
ombligo y me siento cómodo… y lo mejor ¡ya
no me dan cuero!
Después la cintura de los pantalones femeninos y
masculinos bajó aún más y aparecieron los llamados pelvianos que a algunas
damas le lucían bien y a otras no, y en los jóvenes sobre todo surgió una moda
que dejaba ver los calzoncillos y el pantalón bajó hasta lo inusitado, hasta
que se averiguó que en cárceles estadounidenses ese era un indicativo de que un
reo quería pareja lo que se divulgó
hasta la saciedad en revistas juveniles y generales y lo de la cintura hasta
los calcañales cesó.
Cuando mis hijas veían un temba con los pantalones casi
debajo de la tetilla en fotos filmes, o
en vivo, tenían una broma un poco pesada: “¡Como ese señor tiene el pantalón
hasta las axilas, va a llenar de transpiración toda la pretina! ¿Exageradas no?
Ahora el pantalón sube y baja a voluntad y ya la gente
no se fija tanto pues hay una diversidad increíble de modas y modas, que conviven
abigarradas o sencillas.
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