El acoso siempre es violento pues la violencia puede aparecer sutil o explícitamente y no se sabe cuál es la más dañina.
Recuerdo en mis años escolares que un compañero muy agradable Armandito era a cada rato hostigado por Carlitos también simpático porque el primero llevaba pantalones zurcidos, signo inequívoco de pobreza.
Eran vecinos, un día la madre del primero sorprendió al pudiente en el
brinco y con una dulzura impensable lo requirió con un contundente argumento: ”La
pobreza no es deshonra ¿no notas lo limpio que va
siempre mi hijo a la escuela?.
El regaño dio resultado y la burla no volvió a
repetirse.
El usar espejuelos fue otra causa de mofa desde mis
años escolares y eso que ya peino algunas canas encrespadas, “cuatro ojos” era
el apelativo dedicado a quienes estaban obligados a usar gafas, yo lo sentía
como si me lo dijeran a mí mismo.
Al correr de los años la serie norteamericana Una casa en la pradera conocida en Cuba como La familia Ingalls refleja que cuando la hija mayor de los protagonistas
comienza a quedar ciega, los chicos de la escuela la hostigaban con un grimoso ¡Four
eyes! ¡Four eyes!.
A quienes llevaban los pantalones zurcidos, también
les gritaban el mismo insulto en nuestro
barrio.
El acoso puede responder a múltiples causas, incluso un
docente descuidado sin darse cuenta da un apodo
a un estudiante y ya los demás lo cogen “para eso”, no es usual, pero ha sucedido.
Indigna cuando uno o varios alumnos molestan de manera
constante a uno o varios compañeros, quienes no pueden o
no saben defenderse de manera efectiva y generalmente están en una posición desventajosa y temerosa.
Dice los manuales que el acoso se manifiesta en conductas
amenazantes y despreciativas, burlas, agresiones, físicas, poner apodos,
ridiculizar, aislar a la víctima…
Sin ser psicólogo este redactor sabe que esas actitudes
van acompañadas de una gran inseguridad
por parte de quienes las asume y lo hacen para que los demás no reparen
en su propio problema, para no pasar de ofensores en discriminados, por lo
general lo hacen grupos donde son protagonistas.
Otros manuales aseguran que es muy importante escuchar los
hijos y apuntalarle su derecho a sentirse seguro y feliz, que ser acosado no es
su culpa: que los padres Tomen notas de
lo que cuenten nuestros chicos con fechas,
lugares y hechos, garantizarles que estamos a su lado y pregunta rles cómo creen que podemos ayudarles.
Asimismo evitar pedirles que se defienda,
al menos de manera directa. Eso está muy bien porque violencia genera
violencia, pero no coreamos el riesgo de que los nuestros puedan
convertirse en las monas de los otros chicos, hay que muy discernir bien.
Creo que un remedio valioso es no demostrar ira p miedo
ni llorar, sino aprender a lidiar con
eso con la ayuda de padres y maestros.
Es difícil pero hay que generar confianza y auto
confianza en los niños para que puedan convivir con los demás en un clima de respeto
y prepararlos para que en grados superiores y en la relación con las redes
sociales se libren del dañino acoso.
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